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El blog de Pepe Mendoza

LA TREGUA

LA TREGUA

     Joder, Patxi, es muy fácil criticar desde fuera de Euskal Herría. Sobre todo cuando lo que a ti te llega no tiene nada que ver con lo que aquí vivimos a diario. Deberías volver un día a esta tierra con la que fuiste tan ingrato. Es horrible contemplar como los niños se mueren de hambre ante la indiferencia de los colonizadores. O acercarse a un hospital por una urgencia y ver que ni vendas hay, cagoendiez. O pasear por las miserables favelas que pueblan el margen derecho del Nervión. No sabes lo duro que es no poder comunicarte en tu propia lengua y que la ikurriña sólo ondee en el salón de tu casa. Si es que hasta en el deporte están metiendo sus sucias narices los imperialistas estos. ¿A ti te parece una inocente casualidad que la Real y el Athletic estén al borde del descenso? Vamos hombre, no me tomes el pelo. Los árbitros reciben semanalmente consignas de Rubalcaba, eso está más claro que el agua.

     Que sí, que volver al secuestro, al tiro en la nuca y a los atentados indiscriminados es duro. Pero, ¿qué salida nos queda? ¿Aguantar al cipayo extranjero sin rebelarnos hasta que nos extermine? Recuerda Guernica, Patxi, recuerda a tu aita. No se puede tolerar lo del otro día al pobre De Juana. ¡Querían ponerle una pulsera para tenerle localizado! Yo no soy un perro, dijo ese pedazo de gudari con el que, por mucho homenaje que le rindamos, siempre estaremos en deuda. Se habrá quedado muy delgado pero de huevos anda sobrado. Ahí lo tienes otra vez en la cárcel, como si fuera un delincuente.

     Desengáñate, Patxi, no nos queda otra. Mira, a mi vecino Gorka le quemaron el otro día la Herriko Taberna y después le dejaron el siguiente mensaje en el contestador: vete de Las Vascongadas, euskaldun de mierda. Porque además les encanta provocar, con esa arrogancia cuartelera tan española. Y manipular, sobre todo manipular. Habrás leído en la prensa de Madrid que el sábado apalearon a un chaval en el centro de Bilbo. Claro, dicho así, sin más detalles, pues suena mal. Pero si te cuento que el imbécil, hijo de un txakurra que un día voló con coche y todo, llevaba una pegatina en la solapa que decía "soy el hijo de todos los muertos", ¿qué, cómo te quedas?

     Hay que salvar a Euskal Herría, Patxi. Y yo, sinceramente, no veo otra forma de hacerlo.

     (Columna publicada en Diario de Cádiz el 09-06-2007)

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