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El blog de Pepe Mendoza

LAS INCLEMENCIAS DEL TIEMPO

LAS INCLEMENCIAS DEL TIEMPO

LAS INCLEMENCIAS DEL TIEMPO

     Leemos en un periódico digital que José Antonio Maldonado, el que fuera durante muchos años el hombre del tiempo en Televisión Española, ha denunciado a su cirujano plástico por negligencia, tras haberse sometido a una beflaroplastia, operación que consiste en eliminar las bolsas de los ojos. Parece que el médico, poco curtido en pieles (catorce denuncias acumula ya ese torpe estirador de pellejos), estuvo a punto de eliminarle los ojos de las bolsas.

     Pero, más allá de desearle un pronto restablecimiento al bueno de Maldonado, reparemos en una metáfora que se nos antoja descorazonadora: la del hombre del tiempo abrumado por el paso del tiempo, víctima también del síndrome de Peter Pan, esa patología social, tan arraigada en Occidente, que idealiza la juventud y nos hace renegar de nuestra edad biológica.

     Vivimos obsesionados con perpetuar el verano, pero un día, el espejo, ese Meteosat doméstico, nos anuncia que se acabó la vendimia y, en lugar de seguir mostrándonos esos días azules y ese sol de la infancia,  nos devuelve un mapa previsto para mañana en el que habrá cielos parcialmente nubosos con posibilidad de precipitaciones. Es sólo el principio. Luego las predicciones empeoran, y una noche, después de ducharnos, comprobamos que las bajas presiones se ciernen sobre la península de un cuerpo que empieza a sufrir las consecuencias del cambio climático: cotas de nieve intensa por encima de las sienes, fuerte marejada en el estrecho de la papada, o una sequía cada vez más pertinaz a la altura de las rías bajas.

     A veces, las arrugas del tiempo no se instalan sobre el espejo del alma, sino sobre el alma misma, y ahí sí que no hay cremas rejuvenecedoras, ni colágeno, ni botox que nos rediman de esos bancos de niebla que nos sumergen en la nostalgia de horas más luminosas y clementes, cuando bailábamos bajo la lluvia, o calentaba el sol, allá en la playa.

     Qué difícil es luchar, dignamente, contra las inclemencias del tiempo.      

     (Columna publicada en El Diario de Cádiz el 26-02-2009)