Blogia
El blog de Pepe Mendoza

MARIO CONDE

MARIO CONDE

MARIO CONDE

     Supongo que habrá oído que Mario Conde lleva siempre en el bolsillo 4.000 ó 5.000 euros, por si tiene que utilizarlos, según confesión propia. Como usted y como yo. Sale uno por las mañanas a la intemperie de la vida, y entre la zona azul, el periódico, el desayuno en el bar de la esquina, la primitiva y las cuatro cosillas de Mercadona, cuando te das cuenta te pones a hacer números y apenas te quedan en el monedero 2.000 ó 2.500 euros.

     Es lo que tiene esta maldita crisis, que el dinero se deprecia y nos desprecia a una velocidad de vértigo. O va uno pertrechado con un buen fajo de billetes que le haga cosquillas en la entrepierna, o mejor quedarse en casa leyendo el blog de Mario Conde, que es lo que hice yo el pasado sábado, tras comprobar que en el pantalón del chándal apenas había 1.000 euros. Para hacer el ridículo y que los amigotes le llamen a uno muerto de hambre, siempre hay tiempo.

      "Si eliminamos de raíz el sentido de la trascendencia, la historia será inevitablemente una reproducción en bucle de los escenarios menos brillantes del pasado".  La frase no es de Ghandi, ese señor  que jamás gastó una rupia en gomina ni en trajes a medida, y al que la rueca de la fortuna no trató demasiado bien. Ni de Don Antonio Machado, otro que tampoco cuidaba en exceso el aliño indumentario, y que al morir, hace ahora 70 años, tan sólo atesoraba un verso ("estos días azules y este sol de la infancia") en sus bolsillos  pobres y vencidos. La frase es del hombre que deslumbró a papas y a reyes, el icono de una época desvergonzada, que pasó, con más gloria que pena, de la cima de las finanzas al subsuelo de Alcalá Meco, hoy reconvertido en gurú de una nueva espiritualidad escoltada por los viejos privilegios de toda la vida.

     No pone uno en duda, Dios me libre, la veracidad del sentido de la trascendencia del señor Conde. Pero debe ser muy incómodo echar a volar el alma cada día, por encima de los escenarios menos brillantes del pasado, con el irreverente lastre de 4.000 ó 5.000 euros en el bolsillo.

      (Columna publicada en el El Diario de Cádiz el 12-03-2009)