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El blog de Pepe Mendoza

PASA LA VIDA

PASA LA VIDA

PASA LA VIDA

Pasa la vida y pasan los años como pasábamos las páginas de los cuentos que ojeábamos de niños. Con la misma velocidad con la que se acababan misteriosamente las latas de leche condensada o las preguntas sobre los Reyes Magos. La vida, bella y efímera, es una fascinante paradoja. El chiquillo de ayer es hoy el padre del adulto que ahora somos. Don Antonio Machado, aquel hombre bueno que se obligaba a ser niño, llevaba en el bolsillo de su viejo abrigo un trozo arrugado de papel con su último verso: “Estos días azules y este sol de la infancia”. Hoy es siempre todavía.

Pasa la vida y solo sabemos que no sabemos casi nada. Del tiempo, que corre que se las pela. De los dioses, que están como una regadera. Del mundo, que tenemos que reformarlo nosotros mismos, construyendo espacios comunes que nos saquen de nuestra habitación, que nos ayuden a ser personas decentes sin morir ni matar en el intento. De los demás, que hay mala gente que llega a los sitios y lo jode todo y personas que conspiran para hacernos felices. De nosotros, que ya hemos perdido la cuenta de la cantidad de veces que hemos tenido que resucitar.

Pasa la vida y aquí seguimos, lo cual es un éxito absoluto. Todo un milagro, tal como están las cosas. Así que habrá que alzar las copas un año más y brindar por la hazaña de seguir caminando juntos, como buenamente podemos y nos dejan, por este lado, a veces luminoso, a veces sombrío, de la existencia. Rosa Montero dice que somos un chispazo en un infinito mar de sombras, un instante de fulgor y de pelea. Habrá, digo yo, que aprovecharlo. Habrá, digo yo, que pelearlo.

Mis más sinceros deseos de felicidad para todos en el nuevo año. Pero no de una felicidad volandera y de garrafón, sino de esa felicidad trabajada que se forja al calor del esfuerzo diario, y que cuando tiene a bien comparecer trae incorporada la dicha de haberla merecido.

Salud.