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El blog de Pepe Mendoza

SE VENDE LAVAVAJILLAS

SE VENDE LAVAVAJILLAS

SE VENDE LAVAVAJILLAS

     De todas las labores del hogar, ninguna me pone tanto, intelectualmente hablando, como fregar cacharros. Emparejar calcetines fomenta la escasa vocación  matemática de mis neuronas, pero me sumerge en una visión de la existencia demasiado binaria. Tender la ropa no está mal, aunque es difícil entregarse a la contemplación filosófica, a la vez que exhibes, por ejemplo, ante el mismo cielo raso que llenaba de admiración el ánimo de Kant, un sujetador negro de encaje.

     Lo que más me gusta, ya digo, es ponerme de espaldas al mundo, coger el Scotch brite (yo no puedo estar sin él) y abandonarme a la gloriosa tarea de sacarle brillo a cacerolas y sartenes, actividad que lejos de cansarme me permite disfrutar sin reservas de una especie de éxtasis místico, que hace que el platero y yo, en ocasiones muy puntuales, levitemos juntos por el universo juanramoniano. Es tal el grado de comunión que puedo llegar a alcanzar con la Hermana Vajilla (Coral, para los amigos), que el otro día vino mi mujer corriendo desde el salón a cerrar el grifo de agua caliente, pues me estaba achicharrando las manos sin darme cuenta. Tuve que prometerle, mientras procuraba calmarla con la ayuda de Quevedo (es hielo abrasador, es fuego helado, es herida que duele y no se siente, etc.) que el frotar, sin guantes, se iba a acabar.

     Durante esa liturgia doméstica, que uno practica diariamente armado de paciencia y de bayeta, hay tiempo, además, para poner los sueños en remojo, pues no sólo de razón y de contemplación vive el hombre que friega. Lástima que siempre acaben escurriéndose por el sumidero de las ilusiones rotas. Todo fluye, nada permanece, dejó dicho Heráclito, mucho antes de que se inventaran las piletas de acero inoxidable y los grifos monomandos. 

     No se lo van a creer, pero ayer, desconozco por qué extraña asociación de ideas, mientras intentaba mantener el desagüe libre de obstrucciones y atascos (tarea fundamental  para que luzca el aclarado), me acordé de González Cabañas.

     (Columna publicada en Diario de Cádiz el 25-03-2010)