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El blog de Pepe Mendoza

UN DOLOR DE MUELAS

UN DOLOR DE MUELAS

UN DOLOR DE MUELAS

     En líneas generales, el trabajito que hizo Dios en solo una semana fue de categoría. Hay algunos que le critican que el domingo, para rematar la faena, en vez de espatarrarse en el sofá y leerse hasta las esquelas del primer número del Génesis, debió de echar por lo menos medio día. Pero ya sabemos que de desagradecidos está el universo lleno, que el cosmos está hasta arriba de enteraos. Crear una atmósfera, por poner solo un ejemplo de excelencia en la Creación, no está al alcance de cualquiera. 

     Sí que es cierto que en la planificación del trabajo se podría haber afinado un poco más. A lo mejor el sábado no era el día más indicado para darle alma, corazón y vida al bicho humano. Por muy omnipotente y omnipresente que se sea, el cansancio acumulado debió pasarle factura (separar la luz de las tinieblas y el cielo de la tierra debieron ser dos peonás agotadoras). Igual también en el convenio decía que la jornada era de lunes a viernes y le dio un pronto de esos tan suyos que tanto temían en el Antiguo Testamento. Que le arrancara a Adán una costilla sin anestesia para sacar de ahí a Eva, además de generar un mal rollo en la pareja que aún no se ha resuelto, deja entrever que el clima laboral de aquel sábado primero debió de ser bastante tenso. 

    Para mi gusto, el pero más grande que se le puede achacar en esos siete días que estremecieron al mundo tiene que ver con su escasa pericia como protésico, pues los dientes, sin ánimo de ofender, nos los puso a la carrera. A uno le pueden doler muchas cosas por dentro y por fuera, y hay días en los que no podemos con la vida, pero es solo con un dolor de muelas con los que uno deja de creer automáticamente en todo. Confieso que durante ese martirio inmisericorde, yo he perdido alguna vez la fe en Dios, en la comunión de los santos y en el perdón de los pecados, en el Papa Francisco y hasta en el Atlético de Madrid. Con un dolor de muelas uno aborrece la existencia y de lo único que tiene ganas es de, con perdón, cagarse en todo, creación incluida. 

     En líneas generales, insisto, el trabajo fue impecable. Pero en algunos acabados y en las muelas, el Sumo Hacedor pudo, espero que no se moleste, haberse esmerado un poco más.

     (Diario de Cádiz, 21 de noviembre de 2014)