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El blog de Pepe Mendoza

AQUELLA NAVIDAD

AQUELLA NAVIDAD

AQUELLA NAVIDAD

     La tarde en que mis hermanos y yo buscamos desesperadamente a Chencho por entre las 625 líneas del televisor, mientras anochecía sobre los puestos navideños de la Plaza Mayor de Madrid y sobre la voz, más rota que nunca, de Pepe Isbert. El patio de vecinos que tenía el olor antiguo de la fraternidad, en el que las mujeres amasaban juntas tortas, esperanzas, pestiños y confidencias.

     Aquellos días primeros de 1972 en que nos prohibieron jugar en la calle por miedo a que apareciera El Lute, el hombre más malo del mundo (más malo, incluso, que los Hermanos Malasombra), que aquella nochevieja saltó los muros del penal de El Puerto y caminó hasta reventar por la noche oscura de España.

     La campaña "Navidad con Amor", en el Teatro Principal, y la ofrenda al Niño Jesús, en la que llevábamos presentes a aquellos que carecían de futuro: los ancianitos y los necesitados, hoy colectivos en riesgo de exclusión social. Los Reyes Magos de Osborne, que no salían de Oriente sino del colomato (en castellano, economato), con los que mi padre tenía una confianza que a mí no me parecía normal para verlos de año en año.   

     El camino que llevaba a Belén  y a Carmen Polo, de la mano hiperactiva y de la voz prodigiosa de Raphael, y las muñecas de Famosa, que se dirigían al Portal para hacer llegar al Niño su cariño y su inestabilidad. El hijo interesado de El Almendro, que  volvía a casa por Navidad, ponía cara de reencuentro, cogía los regalos, los embutidos, cobraba el anuncio y hasta el año siguiente. San Ildefonso, los niños y Doña Manolita, una familia muy generosa que jamás se acordó de nosotros.

     El Fuerte de Comansi, que era más bien endeble. Los Juegos Reunidos Geyper,  en mi casa, desgraciadamente, siempre de 10. Y el Escalestrix, que nunca pasaba por nuestra calle.

     En los aljibes íntimos que alimentan estos días hay una Navidad matriz que, como la lluvia en el poema de Borges, siempre sucede en el pasado.

     (Columna publicada en Diario de Cádiz, el 18-12-2008)