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El blog de Pepe Mendoza

EL DINOSAURIO

EL DINOSAURIO

EL DINOSAURIO

     A principio de los 70, cuando yo hice la primera comunión y El Lute mutis por el foro del Penal, el dinosaurio ya estaba allí. Cuentan los más memoriosos del lugar que entonces era un Ultrasaurus joven y arribista. Llevaba, dicen, una libretita en la que apuntaba cosas. Tomaba nota de todo tan bien y transmitía la información a las autoridades pertinentes con tal celo profesional que llegó a ser Consejero Local del Movimiento.

     Una mañana de noviembre de 1975, la radio nos despertó con la noticia de que el dinosaurio más depredador y sanguinario, el Tyrannosaurus caudillus, acababa de extinguirse él solo. El nuestro seguía ahí, aunque, renovarse o morir, ya en pleno proceso de readaptación al medio (al medio ambiente, para ser exactos). En un ejercicio de mimetismo que hubiera hecho llorar de emoción al mismísimo Darwin, adquirió para siempre esa habilidad en la que solo el camaleón y David Bowie han alcanzado la excelencia: el cambio de coloración. De un día para otro pasó del azul falange al rojo socialdemócrata. Cara al sol con la camisa nueva, en pie famélica legión.

     En 1984 me fui a la mili y cuando regresé de ese secuestro legal nuestro dinosaurio seguía estando ahí, ahora colocado en el Área de Medio Ambiente del Ayuntamiento. Con su contrato laboral los hermanos Marx hubieran hecho un remix magnífico de aquel diálogo surrealista de Una noche en la ópera. La parte contratante de la primera parte la había firmado él mismo como empresario y la parte contratante de la segunda parte la había firmado él mismo como trabajador. Hay que tener mucho talento para contratarse uno a sí mismo en una Administración pública para toda la vida, no me digan que no. Y para llegar a ser Jefe de Servicio sin tener ninguna titulación.

     Desde entonces es el rey del mambo del Parque Jurásico. Gobernaron comunistas, socialistas, independientes, peperos y todos miraron para San Cristóbal cada vez que el dinosaurio exhibía su ancestral poderío. Ahora son los tres tenores del tripartito los que silban  cuando le preguntan por la penúltima jugada del Ultrasaurus del Polvorista: los 90.000 euros tirados en el centro de animales de Las Viñas.

     Cuando despertemos, el dinosaurio, como el de Monterroso, seguirá estando ahí. Apuntando cosas.

     (Diario de Cádiz, 15 de enero de 2015)