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El blog de Pepe Mendoza

MÚSICA DE VIENTO

MÚSICA DE VIENTO

MÚSICA DE VIENTO

     Como en esos estadios en los que los aficionados más exigentes no se conforman solo con la victoria de su equipo sino que quieren que además juegue bien al fútbol, empiezan a escucharse pitos en las gradas de algunos mentideros políticos de nuestra ciudad. No provienen solo del entorno de la anterior junta directiva. También de algunos significados seguidores que refrendaron en las urnas a la nueva, y que creyeron, con más o menos entusiasmo, en el nuevo proyecto.  

     Se quejan esos viejos rockeros curtidos en mil batallas populares del blindaje con el que algunos comisarios políticos protegen a sus jefes, ora posponiendo sine die peticiones de audiencia, ora vetando directamente a quienes ejercen la crítica legítima en medios de comunicación y redes sociales. Algunos de esos comisarios, con las mismas manos con las que ayer enarbolaban pancartas, ejercen hoy de palmeros. La vida (política) es como una caja de bombones, nunca sabes lo que  te va a tocar.

     Silba también la hermandad de utópicos sin hipotecas partidistas contra una estrategia de comunicación manifiestamente mejorable. ¿Tiene pensado el responsable de Medio Ambiente contarnos algún día quién manda realmente en su área y cómo recuperaremos los 90.000 euros de la barra libre de Las Viñas? ¿Aparcamientos sí, no, o todo lo contrario? ¿Cuándo acaba la presentación en sociedad y la Gira Promocional de Sí Mismo del concejal de Turismo? Por otro lado, más allá de que el equipo de gobierno se alegre mucho del éxito y de la expansión del festival, nadie nos ha explicado aún por qué los del Monkey Week se han mudado al Planeta de los Miarmas. Probablemente fueron razones estrictamente económicas, pero nos gustaría saber si cuando sonó por primera vez la voz de alarma se hizo todo lo posible para que se quedaran. No llorábamos tanto por culpa de unos monos desde el pasodoble de Los Simios al niño de Puerto Real.

     Hay sin duda logros importantes que la mayor parte de la ciudadanía aprueba y celebra. Pero sería un error mayúsculo ignorar esa música de viento de un sector de la afición que se ubica en la parte izquierda del graderío. Esos que no se conforman con vencer sino que exigen también convencer. Y si es posible, jugar bonito.

     (Diario de Cádiz, 29 de enero de 2016)