Blogia
El blog de Pepe Mendoza

NOSOTROS, LOS DE ENTONCES

NOSOTROS, LOS DE ENTONCES

NOSOTROS, LOS DE ENTONCES

     Nosotros, los de entonces, quedamos la otra noche. Nosotros, los de aquella pandilla primera que nació en el verano de 1979 en una habitación de la Casa de las Cadenas, la misma casa del siglo XVII que en 2004 unos catetos borrachos de votos y de arrogancia derribaron ilegalmente. Nosotros, aquellos adolescentes ávidos de certezas, que creíamos, como Pessoa, que solo con la ilusión de la libertad, la libertad existe.

     La adolescencia es un lugar al que no se puede regresar, pero del que en realidad no salimos nunca. Uno puede escapar con más o menos éxito de la crisis de los 40, de IKEA y hasta de un grupo de whatsapp, pero la pandilla de la adolescencia uno no la abandona jamás.

    I Will Survive, cantábamos en aquellos guateques de los domingos por la noche, haciéndole los coros, con la voz pastosa por la ginebra de garrafón, a Gloria Gaynor. De cuando en cuando quedamos precisamente para eso, para celebrar que seguimos sobreviviendo. Para volver a sentir esa complicidad fraterna que solo surge en la adolescencia, cuando un cantante, un equipo de fútbol o una tarde de estudio compartido determinan que el otro es un chaval estupendo y merece formar parte de nuestro mismo grupo.

     Quedamos para recordar las mismas anécdotas gastadas de siempre, para brindar por las noches antiguas y la música lejana, para seguir sintiendo que nos queremos mucho. Mis amigos dónde estarán, se preguntaba la banda Topo en un disco emblemático de ese mismo año de 1979, aquellos amigos que soñaban con hacer juntos la revolución. La nuestra fue franciscana (con Ángel Angulo como padre y maestro), pacífica y sentimental. Queríamos cambiar el mundo, pero no lo conseguimos. O tal vez sí. Un poco. En algo.

      El caso es que el otro día quedamos para celebrar de nuevo que hace treinta y seis años, en la enormidad del Universo, la vida nos juntó. Comimos, bebimos y reímos como cuando volábamos juntos por primera vez, mientras sonaban de nuevo las viejas canciones que no han dejado nunca de sonar en el vetusto tocadiscos de la memoria. Bajo la misma luna volvimos a hacerle los coros, tan etílicos y desafinados como en aquel verano de 1979, pero ya con una ginebra en condiciones, a Gloria Gaynor. I Will Survive. We Will Survive.

     (Diario de Cádiz, 3 de julio de 2015)