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El blog de Pepe Mendoza

NUESTRO CURRICULUM

NUESTRO CURRICULUM

NUESTRO CURRICULUM

     A diario leemos en los periódicos que a nuestra ciudad parece que la ha mirado un gafe. La ruina, como la jaca, galopa y corta el viento. Y la alegría de vivir. 13.254 parados, se vende APEMSA, el desvarío de la variante de Rota, cierra El Rempujo. Las malas noticias se acumulan y nos señalan como vecinos indolentes sin orgullo ni esperanza. Es normal que terminemos pensando que no merecemos vivir en esta esquina del paraíso.

     Una mujer del barrio alto me dijo una vez que lo mejor que podemos hacer cuando estamos desanimados es mirar lo que hasta ahora hemos conseguido desde que el inmigrante Menesteo apareció por aquí en una patera de la época. Porque es tal el estado depresivo en el que nos encontramos, que somos capaces de mandar al contenedor azul aquella carpeta de la infancia en la que guardamos los versos luminosos de nuestros dos poetas más ilustres: uno, perdido en la arboleda de lo vivo lejano; el otro, aprendiz de amante a la orilla del río de su olvido. O las comedias delirantes de aquel paisano bigotudo que fue cooperador necesario en la venganza de Don Mendo.        

     Pero no hay que irse tan lejos en el tiempo. Tenemos un Rey Mago, al que en confianza le llamamos Pepe, que cada año multiplica los panes, los peces y los juguetes con la colaboración entusiasta de los pajes de Cáritas. Y un fraile, perito en leyes, que defiende a los nadies con la venia de San Francisco y San Mamés. Y un cantautor que lleva un gallo moro en la garganta. Y una legión de abuelas infatigables en su lucha contra la droga, historias chiquitas de mujeres grandes.

     Nada como repasar lo que un día hicimos para levantar el ánimo, porque El Puerto está lleno de gente buena y trabajadora. Somos futbolistas internacionales, coristas de eurovisión, cantaores de flamenco, actores, toreros, pintores… Y, cuando peor nos va, echamos mano de nuestros superpoderes y resucitamos, como resucitó El Papi en Málaga hace ya algunos años, pronunciando palabras menores, palabras de aquí, sencillas y mágicas: ¡qué alegría de verano!

     Que nadie nos quite nuestra manera de disfrutar de la vida en este patio de vecinos de marismas y playas desde el que construimos cada día nuestro curriculum comunitario.

     (Diario de Cádiz, 21 de diciembre de2012)