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El blog de Pepe Mendoza

PLANETA GAGO

PLANETA GAGO

PLANETA GAGO

     Yo también intenté entrar el otro día, sin éxito, en el Planeta Gago. En pijama, con más sueño que un esportón de gatitos chicos y a unas horas en la que supongo que hasta el universo está cerrado, es probable que el gorila galáctico que ponen en la puerta de los cuerpos celestes me denegara la entrada porque los calcetines que me pongo antes de dormir son blancos.

     Mientras torturaba al maldito roedor inalámbrico, con la esperanza de conectar con el blog del Señor Corregidor,  me acordé del pobre Plutón, que fue degradado hace poco a la condición de planeta enano, entre otras razones, por no haber despejado las inmediaciones de su órbita. En la página web de IP ya han despejado de las inmediaciones de la suya a Don Fernando: no hay una sola referencia a la aventura internauta del compañero alcalde.

     Pensé también que el hombre que escucha podía haber empezado como blogero con un dominio más modesto. No sé: Parcelita Gago, VPO García, Unifamiliares Fernando. Porque embarcarse en un planeta, con el euribor por las nubes, la burbuja inmobiliaria y todo eso, debe valer un pastón. Además, con la que está cayendo, en tiempos de tribulación malaya no es bueno hacer mudanzas. La gente no es tonta y va a empezar a preguntarse cómo un señor que lleva tan poco tiempo presidiendo nuestro Ayuntamiento, puede tener dinero para comprarse un planeta que no sea de Agostini.

     En esas estaba cuando de la pantalla empezaron a salir marcianos. Uno gordito con gafas aseguraba que el pactar se va a acabar y que ahora le toca a él (otra vez). Un espigado alienígena decía que ahora más (¿de lo mismo?) y me ofreció una puesto en Diputación si le daba alguna pista sobre el paradero del fotógrafo de su cartel electoral. Una selenita roja alababa los detallazos del camarada Barroso con su familia.

     Pero cuando me asusté de verdad fue cuando apareció un extraterrestre, con cara de mala leche, gritando que nada de lo que aparecía en ese dichoso blog era real. Mira fijamente la foto de bienvenida, me ordenó. El portátil sobre el que apoya sus dedos es un maletín que un día se dejó olvidado un constructor en el área de urbanismo. Las banderas es un colegio. Él mismo es una imagen de Clint Eastwood a la que el fotoshop le ha puesto gafas. Sé de lo que hablo, dijo antes de desaparecer dando un puñetazo en la pantalla.

     Empiezo a sospechar que en el Planeta Gago no hay vida.

(Columna publicada en Diario de Cádiz el 25-11-2006)