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El blog de Pepe Mendoza

VAYA VALLA

VAYA VALLA

VAYA VALLA

     Ahora que las plataformas se han puesto de moda (hasta los zapatos las llevan), creo que lo mejor que pueden hacer profesores, padres y alumnos del colegio público José Luis Poullet es crear urgentemente una, aunque sea petrolífera, si quieren que el Ayuntamiento y la Delegación de Educación dejen de jugar al pasa la bola chirin chin chin y afronten, de una vez por todas, el arreglo del cerramiento del Centro.

     Me constan los intentos del concejal de Educación por acotar el espacio y el problema, su preocupación sincera por la resolución del asunto, pero la tozudez de los hechos se impone, otra vez por goleada, a la eficacia política. Tres años llevan esperando a los albañiles, que es como esperar a Godot,  pero sin cita previa. Un trienio ya de idas y venidas, de llamadas telefónicas para ver qué hay de los nuestro, de vuelva usted mañana, de estamos trabajando en ello

     En los últimos meses el deterioro de la  valla se ha convertido la Pantera Rosa en un colegio abierto a todos, botelloneros incluidos. A las ocho de la tarde se acaba el Plan de Familia, pero el verdadero plan, el de la movida juvenil, comienza más o menos sobre la medianoche. A esas horas, por el módico precio de un saltito, se puede al patio de recro sin que ningún gorila te mire el color de los calcetines.  Hay barra libre, rockódromo, karaoke, boxeo, concursos de insultos y tiro al cristal, modalidad de esparcimiento que tiene como efectos secundarios que en algunas clases hasta el esqueleto de Conocimiento del Medio lleve anorak y bufanda.

     Los chavales, eso sí, progresan adecuadamente en sus conocimientos curriculares. Hasta los más pequeños saben ya cómo se halla el perímetro de un muro. Conocen también que los que convierten el patio en un albañal entran, como el Sol, por el Este. Algunos, los más avezados, en un ejercicio sublime de creatividad literaria, han adaptado para la ocasión aquel verso de Quevedo: Miré los muros del colegio mío, si un tiempo fuerte ya desmoronados... Lo que no terminan de asimilar es por qué saltar la reja les lleva directamente al despacho del jefe de estudios y si la saltas en Almonte, con la Hermandad Rociera de El Puerto, te dan un subvención de treinta mil euros. Los más mayores ya conocen, también, el sentido exacto de la palabra burócrata: representante de la Administraciones Públicas que tiene un problema para cada solución.