EL BIPARTIDISMO
La otra noche tuve un sueño muy raro. Era lunes o martes, lo recuerdo porque del calendario del móvil habían desaparecido los demás días de la semana. El despertador sonó a la una o a las dos, tampoco se me olvida, pues la esfera del reloj no tenía más números. Dormido todavía, abrí el armario y sólo había dos perchas, cada una con una camisa y un pantalón. Me vestí añorando los tiempos en que tenía tanta ropa que no sabía qué ponerme.
Salí de casa y entré a desayunar en el bar de siempre. Pedí un cortado, pero el camarero me respondió que ya sólo servían manchados o con leche. Cogí el Diario para echarle un vistazo y no tenía más que la portada y la contraportada. Me marché recordando los días en que cada manchado tenía un color distinto y al periódico se le salían las páginas y las noticias por el costado derecho.
Al llegar a la oficina, mi jefe, a modo de saludo, me pregunto qué tal estaba. Regular, le dije. Deje las medias tintas y defínase por una vez, Mendoza, replicó ofuscado. Uno o está bien o está mal, lo demás son mariconadas. Un tío que se viste por los pies no puede pasarse la vida enseñando vergonzosamente sus matices. Salí del despacho tapando, con todo el pudor del que fui capaz, dos o tres puntos de vista que se me salían por la entrepierna.
A las tres fui a recoger a mi mujer y decidimos comer en el self-service que hay cerca de casa. En las bandejas sólo había carne o pescado. Nos fuimos sin pedir el postre (plátano o naranja, era la disyuntiva) y, para animarnos un poco, acudimos a una agencia de viajes a ver las ofertas de verano. Este año sólo organizamos excursiones a Pinto o a Valdemoro, dijo la chica que nos atendió. ¿Y entre Pinto y Valdemoro?, le pregunté como quien no quiere la cosa. Imposible, señor. Ya en la calle, se me vino a la mente, qué tontería, el Capitán Tan y sus viajes por todo lo largo y ancho de este mundo.
Me despertó mi hijo Pablo, preocupado porque en su caja Alpino de colores sólo estaban el lápiz blanco y el lápiz negro. En la radio, un psiquiatra hablaba de los efectos colaterales del bipartidismo.
(Columna publicada en Diario de Cádiz el 15-03-2008)
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