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El blog de Pepe Mendoza

FLATULENCIAS

FLATULENCIAS

     Una revista inglesa ha publicado un estudio que asegura que las flatulencias de los dinosaurios pudieron calentar el planeta hace 150 millones de años. Hasta 520 millones de toneladas anuales de gas metano llegaron a emitir los dinosaurios herbívoros, sí, ha leído bien, herbívoros, lo cual demuestra que lo de las bondades digestivas de las verduritas al vapor es una leyenda gastronómica que hay que poner también en cuarentena. Qué asco. De las verduritas al vapor y de los dinosaurios. No hace falta ser Joaquín Paloma para estar en contra del efecto invernadero. Como para acercarse al Parque Jurásico a montar a los niños en los columpios. Todavía huele mal desde entonces.

     La historia de la humanidad es, perdóneme si está leyendo esta columna con la media tostada por delante, una sucesión de flatulencias. En la antigua Grecia, quienes dejaban escapar una ventosidad eran expulsados de la Academia. – Tú, fuera. –Es que soy Homero y he escrito La Odisea. – Pues te vas a Itaca a tirarte cuescos, so guarro. En Roma fueron más permisivos: llegaron a tener un dios, Crepitus, al que se ofrecían eructos y flatos en las fiestas. Contigo todo suena a música, tu melodía es la más íntima, se piropeaban mutuamente, como en la canción de Mocedades, las parejas mientras bailaban.

      En la película “Ay, Carmela” hay una escena que no tiene más argumento que los pedos de los que hace alarde el protagonista. Los pedos, llega a reconocer avergonzado el pobre cómico, son la degradación del arte. En esta crisis, que va camino de hacerse eterna (cuando despertemos seguirá estando ahí, como el dinosaurio de Monterroso), cada mañana los mercados salen al escenario a imponer, a un público entregado, entregado al desencanto, sus sonoras flatulencias financieras, que desprenden siempre su hedor más insoportable en los sitios con peor ventilación presupuestaria: en las aulas públicas, en los consultas del seguro, en las colas del INEM. Más Aero-Red, que es la guerra, gritan los gobiernos con el culo al aire. Esos pedos también son la degradación del arte. Del arte de la democracia verdadera.  

      Qué asco. De los mercados, de los gobiernos y de esta columna. Me cago en todo.

     (Diario de Cádiz, 11 de mayo de 2012)

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