TODA UNA VIDA
El martes próximo no intercambiaran orquídeas rojas, ni promesas de amor eterno con fecha de caducidad, ni viajes a Cancún, ni postales cursis. No habrá, tampoco, cena con velitas y champán francés, ni poemas de amor, ni canciones desesperadas. Tal vez no reparen, ni falta que les hace, en que es catorce de febrero, día de San Valentín y de San Isidoro Álvarez, patrón de El Corte Inglés.
Ese día, como de costumbre, madrugarán a sus achaques, desayunarán sin diamantes y harán camino al andar por el Paseo de La Puntilla, bajo el mismo Sol que enciende la playa de La Concha, en la Donosti señorial y acogedora donde forjaron el cincuenta por ciento de sus sueños. El nacionalismo, hablábamos un día, es esa grave enfermedad que se cura viajando. Lo sabe bien mi amigo: viejo lobo marino curtido en los peligros de la mar, atracó en muchos destinos y se quedó en el nuestro, prendado de unos ojos a prueba de naufragios. Ella, novia de sal, único amor en este único Puerto, esposa coraje que hoy le ayuda a sobrevivir a las quemaduras del recuerdo.
Les golpeó la vida, con dureza inusitada, donde más duele, justo en el corazón de lo que más se ama. Derrotados invencibles, conozco a poca gente con quien el dolor, esa ráfaga de miedo que nos aproxima a la verdad, se haya ensañado tanto. Y aquí siguen, con esa mala salud de hierro, envejeciendo de pie, dignos en las intermitencias de la esperanza, rotos pero enteros, dando fe de aquello que un día escribieron los clásicos: amar es conducir al otro, gentilmente, hacia lo que el otro es. Dos buenas personas, eso es lo único que son.
Me acordé de ellos, hace unas semanas, cuando volví a ver "En el estanque dorado", la bellísima película en la que Katherine Hepburn y Henry Fonda dan vida a dos enamorados en el invierno de sus vidas. "¿Sabes, viejo bobo", dice ella, "eres el hombre más encantador de la tierra, pero yo soy la única que lo sabe". Vi la secuencia, ya digo, y les vi a ellos: de la abundancia del corazón amable de Joaquín, habla también la boca generosa de Meñu.
No celebrarán el martes la fiesta de Cupido y de las Grandes Superficies. Probablemente, incluso, haga tiempo que de sus bocas no sale un te quiero. Pero ahora que tanto abundan las pasiones de gavilanes y los amores perros, es bueno recordar que hay maneras de querer que son hermosas.
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