PONTE LA CORBATA
Póntela como siempre, llevando el nudo, con ademanes versallescos, hasta el cuello de la camisa, mientras le haces al espejo la misma confesión de todas las mañanas: Terry me va, y el Ayuntamiento también. Póntela Fernando, que un cambio radical a estas alturas de la vida, por unos votillos de nada entre el proletariado, no es elegante.
Póntela y abandona ese traje hortera de cuadros marrones con el que haces guardia en las marquesinas de los autobuses, que parece comprado a última hora en El Rubio, para sufrirlo en la comunión de un sobrino. Hazlo por todos aquellos que subieron las escaleras de tu despacho diciendo éste me va a oír, mientras ensayaban la misma pregunta de siempre: ¿qué hay de lo mío? O por tu verbo florido, o porque no está el horno de las encuestas para bollos (que tu traducirías en "no se encuentra la oquedad calenturienta de los sondeos preelectorales para manipulaciones reposteriles").
Ponte la corbata. Póntela, que pareces en el cartel electoral un comercial de Círculo de Lectores. Póntela y vuelve a tu imagen de toda la vida, que antes que con un pan debajo del brazo, tú naciste con una corbata debajo de la nuez. Póntela para diferenciarte de los del pañuelo palestino y el fular antisistema, dime con quién andas y te diré quién eres (en tu boca: relátame con quien deambulas y te manifestaré tu idiosincrasia). Hazlo porque estás atrapado por tu pasado de cuello blanco y diplomacia azul. O por nosotros, que queremos una Corporación Dermoestética, pero sobre todo Dermoética. Hazlo por jorobar a aquellos que dicen que Fernando Gago te escucha, pero no te hace ni puto caso. O para que Dios reparta suerte y algo de decencia en la próxima legislatura.
Ponte la corbata cada vez que te subas al Rolls Royce electoral. Hazlo por tu planeta, o por el difunto del Carnaval, o, yo que sé, para marcar distancias definitivamente con el fantasma de la opereta de la chaqueta maoísta-surrealista.
Hay muchas razones para ponerse la corbata, Fernando. Elige la tuya y hazlo. No podemos presumir por ti.
(A la hora de entregar esta columna, el Sr. Gago ha vuelto a aparecer con el más inútil y agradecido accesorio del atuendo, pero debe haberse apretado mucho el nudo, porque le sale el corazón por la boca y las críticas por la oposición).
(Columna publicada en Diario de Cádiz el 12-05-2007)
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DIEGO INEM -