MÍRALA CARA A CARA
Por ahí va un profesor del conservatorio con una tajá como un piano. Por ahí va un maletilla preguntando quién ha visto toros en El Puerto. Por ahí va una chiquilla llorando, con la cara y el cabello rosa, que no ha pasado la prueba del algodón. Por ahí va un guiri cantando que sueña la margarita con ser Romerijo. Por ahí va un tío bastísimo bebiendo Fino. Por ahí va una inmigrante que pone en las solapas flores de otro mundo. Por ahí va un piloto con un perrito. Por ahí va El Ratón vacilón, con sombrero, pañuelo y bastón.
Mira a ese vecino de Las Viñas, bebiéndose la urbanización entera. Mira al seductor de tu jefe invitando a su secretaria a un rebujito. Mira al chaval de la tienda de muebles, que por fin salió del armario. Mira al profesor de física de Pablito buscando, como Arquímedes, un punto de apoyo, pero para no volver a besar el albero. Mira a la dependienta de la papelería de enfrente de casa, con los papeles totalmente perdidos. Mira al cura de la parroquia rememorando el milagro de las bodas de Caná. Mira al presidente de la peña madridista, paseando feliz por el Real. Mira a ese mimo hablando por los codos.
Por ahí va una chochona con una muñeca. Por ahí va un grupo de patitos pescando niños. Por ahí va un pony, en su día libre, dándose una vuelta un poco más grande. Por ahí va un nostálgico preguntando por la caseta de Tierra, Mar y Vino. Por ahí va un compañero del Alambique meciendo la columna a derecha e izquierda, como si fuera un paso de Semana Santa. Por ahí, por la calle del infierno, va un catequista desesperado con su niño Jesús. Por ahí va la mujer barbuda, con una periodista de Cambio Radical.
Mira a la Charo, que no hay quien la corrija. Mira al secretario de la Falange, poniéndose puo en la caseta de Comisiones. Mira al equipo de rugby, en plena melé por un plato de gambas. Mira al rojazo de Marcelino, bailando cara al sol. Mira a ese guaperas, en la cola del servicio, con la barbilla incrustada en el ombligo, esperando para una Micción Imposible. Mira al cursi de mi cuñado, pidiendo un pinchito del norte del Magreb.
Por ahí va, derrochando hospitalidad, la Feria de Primavera, esa fiesta de los sentidos en la que conviven, fraternalmente, todas nuestras contradicciones.
(Columna publicada en Diario de Cádiz el 28-04-2007)
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