VOLVER
Andrades Bejarano, María del Carmen; Ayala González, José Antonio; Arias Perdigones, Enriqueta... El pasado no se ha ido. Ni tan siquiera está pasado. Hoy es ayer. Recuerde el alma dormida. Recordar (del latín recordis): volver a pasar por el corazón.
Este mediodía, con muchos años de retraso sobre el reencuentro previsto, la segunda promoción de Administrativos/as de las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia (1977-1982), va a volver a pasar por el corazón aquellos días luminosos de la adolescencia.
En el mismo patio engalanado de rosas y geranios, junto a la fuente de la que manaba el agua clara de la amistad, regresaremos a la edad en la que descubrimos que los asientos contables carecían de patas, que la estenotipia no era una enfermedad, sino una asignatura, y que "La familia de Pascual Duarte" era más rara que la nuestra. La edad en la que cada canción era el alma de un beso. La edad en la que tú, tristemente tú, me dijiste cuando me alejé, que de amor ya no se muere.
Así que perdonen la nostalgia, pero es que hoy, hasta el sol, que en los mapas del tiempo siempre es amarillo, lucirá una banda azul vertical en el pecho, como la camiseta deportiva de la época, porque a primera hora toca gimnasia rememorativa. La sirena (que a mí siempre me pareció que sonaba como un disco rallado de los Bee Gees), silbará, esta vez, con la música callada de la melancolía. En el bar, Pepe, con el mandil y la sonrisa puesta, expenderá bocadillos en los que el pan sabrá a pan y el chorizo a chorizo. Y nosotros, los de entonces, volveremos a ser los mismos.
Ni mejor, ni peor, cualquier tiempo pasado fue sólo eso: anterior. Pero el Libro Diario de aquella primavera bella y efímera, arroja más ganancias que pérdidas. Luego la vida, más compleja de lo que suponíamos, transcurrió como un ejercicio de mecanografía. Con sus renglones torcidos y sus espacios de felicidad. A veces con la esperanza atascada, como se atascaba siempre el acento en medio de un examen; otras, con el tabulador de la dicha saltando travieso de pura alegría. Y mientras, los días, los meses, los años, enfermos de vértigo, volando a 250 pulsaciones por minuto.
... Tejada Rivas, Teresa; Tizón Gil, Guadalupe y Villegas Jiménez, Antonia. El pasado no se ha ido. Ni tan siquiera está pasado. Hoy es ayer. Todavía.
(Columna publicada en Diario de Cádiz el 29-09-2007)
1 comentario
Antonio Neva -
Muy emotivo y sincero, pero tiene truco, creo que no has utilizado pluma ni lapiz al escribirlo, has utilizado el corazón y por eso está tan perfecto.
un abrazo