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El blog de Pepe Mendoza

UNA COLUMNA INDECENTE

UNA COLUMNA INDECENTE

     Dice una vieja máxima del periodismo amarillo: no dejes que la realidad te estropee una buena noticia. A mí la realidad local me acaba de desbaratar una columna normalita. La escribí anoche y la iba a enviar ahora mismo al Diario, para que ustedes mañana se la salten como siempre. Pero un espía que surgió del wasap me informa que el problema social que iba a denunciar ya se ha solucionado. O sea, que lo que tengo en el escritorio es un artículo perecedero, una opinión caducada, como los yogures Hacendado de galleta que se acumulan de una compra para otra en casi todos los frigoríficos. Me cago en la realidad. 

     Puede que como decía Kapuscinski uno sea un cínico que no sirve para este oficio, pero qué más les daba a las partes haber dejado la solución para después del puente. No hay derecho a que te derriben una columna de esta manera, con el trabajazo que tiene ponerlas en pie. Con lo que cuesta humedecer las palabras antes de empezar a construirla, fijar los argumentos a la base, alinear los párrafos, repellar las redundancias, cepillar el título… 

     Pónganse en mi lugar, hagan ustedes el favor. Es jueves y son las seis de la tarde. Hace una hora que este artículo tenía que estar en el correo del periódico. He pedido una prórroga, pero me han dicho que ya vamos por la tercera tanda de penalties. Diez minutos, suplico con la pantalla del ordenador más blanca que el lavabo. Reloj no marques las horas porque voy a enloquecer, tarareo con un nudo en la garganta. Me cago en la realidad otra vez. 

     Los fantasmas que me asedian cada vez que escribo (yo no he visto a una musa en mi vida) se han venido arriba. "Qué capacidad de improvisación, Julio Camba", me suelta uno. "Total, si los que te leen caben en un taxi, Paco Umbral", me anima otro con la sábana desencajada de la risa. 

     Yo tenía la columna escrita, cagoendiez. Y no estaba mal, lo juro. Era normalita, pero tenía su cosa. A eso se dedica la puñetera realidad ahora, a estropearle los artículos a una joven promesa del periodismo que un día ganará el Pulitzer. Y a darle munición a mis fantasmas. 

     Me llaman. No lo cojo. Mando esto mismo. Guardar como. Insertar archivos como datos adjuntos. Enviar. A tomar por culo.

     (Diario de Cádiz, 4 de diciembre de 2015)

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