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El blog de Pepe Mendoza

ESE VIENTO ANTIGUO

ESE VIENTO ANTIGUO

 

Dentro, Los Rocieros cantaban a ese viento que igual viene que va. ¿Conoces El Puerto?, preguntó él. Mi infancia son recuerdos de un baño en La Puntilla, respondió ella con su mejor nostalgia.

Con el mismo humor y el mismo asombro continuaron toda la noche acariciando palabras, de caseta en caseta, de confidencia en confidencia. No bebas más que se te está poniendo la cara borrosa, dijo él. Soy libre, ya sé que soy libre, tatareo ella con la voz arañada.

Y el hastío se alarga de pronto en sombras dulces y los días se nombran según un sentimiento, habló Celaya por la boca de él. Cuando tú apareciste penaba yo en la entraña más profunda de una cueva sin aire y sin salida, declamó Alberti por la boca de ella.

¿De qué derrota vienes?, se preguntaron ambos sin esbozar respuestas.

Arriba, la luna irradiaba como una claridad flotando a la deriva. O quizá fuera ese viento antiguo, que igual viene que va.

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