MALA GENTE
Detesto a esa gente que se escuda en una siniestra pureza para no hacer nada por nadie. Si se habla de mejorar las condiciones de vida de los animales, te contestan que primero están las personas. Si se les cuestiona sobre los inmigrantes que vienen en pateras, te dicen que antes que nada están los españoles. Cuando toca ayudar a los españoles pobres, los tachan de mantenidos y vagos. Si se celebra el día de la mujer o del homosexual, reivindican el día del hombre o el del hetero.
Es lo que que los sociólogos llaman "la falacia del Nirvana", un argumento engañoso y ayuno de empatía que sostiene que hasta que no se arreglen todos los problemas del mundo es inútil intentar solucionar nada.
En realidad, a ellos, puro ego, tanto los problemas del mundo como los del vecino de al lado les importa un pimiento. Son como el gallo aquel del cuento, que creía que el sol salía para oírle cantar.
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