UN CHISPAZO DE ETERNIDAD
Ayer, hojeando algunas de las columnas que tengo recortadas de esa enciclopedia con alma que era Luis Suárez Ávila, me encontré con una de 2010 en la que lamentaba la pérdida casi simultánea de dos buenos amigos. Decía que en El Puerto había mucha gente, pero que se estaba quedando solo. Y que "cada vez hay menos personas a las que preguntar cualquier cosa". Lo decía él, que ha sido uno de los "contestadores" portuenses más populares y de mayor prestigio.
En la tarde del pasado viernes, 14 de abril, en este pueblo de arboledas perdidas y pasiones encontradas, un chispazo de eternidad hizo saltar los plomos comunitarios. La avería en el contador de la luz, de las ideas y de la buena vecindad es gorda. Tardará mucho en nacer, si que es nace, un portuense tan claro, tan culto, tan flamenco.
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