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El blog de Pepe Mendoza

TODAS QUERÍAN UN HIJO SUY0

TODAS QUERÍAN UN HIJO SUY0

TODAS QUERÍAN UN HIJO SUY0

El señor de la foto con pinta de tendero hacendoso vino a España en noviembre de 1976. Apenas llevaba unas horas entre nosotros cuando tuvo que salir corriendo de unos grandes almacenes y esconderse en una comisaría. No huía de los cuñaos racistas de toda la vida de la dictadura, la transición y la democracia, sino de “centenares de jovencitas que presas de la histeria más desaforada destrozaron cuanto hallaron a su paso en un intento de acercarse al ídolo televisivo”. Mientras gritaban ¡queremos un hijo tuyo!, con un descaro impropio de la época, la seguridad del centro comercial le ordenó a aquel deseadísimo padre que se fuera con su guapura a otra parte. No estaba el edificio preparado para aguantar el peso de tanta gente y había riesgo de hundimiento. También la moral sexual del nacionalcatolicismo empezaba a amenazar ruina. Cuando llegó a la comisaría, el Tigre de Malasia parecía un gatito de Angora.

Los que pasáis de los 50, ya sabéis desde el títular de quién hablo. Y, no me digáis que no, estáis tarareando justo ahora la sintonía de la serie: ¡Sandokan, Sandokan, luce el sol que la fuerza me da, Sandokan, Sandokan, nanana, nanana, nanana! Yo solo me aprendí el primer verso. Con este oído privilegiado que tengo, me di cuenta enseguida que el nanana maridaba mejor con el nombre y con las escenas de acción  del protagonista.
 Kabir Bedi tiene 77 años. Ha vuelto a España a para promocionar su biografía: "Historias que debo contar" (seguro que no las cuenta todas). Es probable que haya sustituido el turbante por una almohada especial para las cervicales, pero aún conserva aquella mirada felina que alimentaba las fantasías de sus millones de fans. Aunque, como cantaba el gran Pablo Milanés, ni Sandokan se libra, el tiempo pasa y nos vamos poniendo viejos. Sandokan, Sandokan, nanana, nanana, nanana...