TODAS QUERÍAN UN HIJO SUY0
El señor de la foto con pinta de tendero hacendoso vino a España en noviembre de 1976. Apenas llevaba unas horas entre nosotros cuando tuvo que salir corriendo de unos grandes almacenes y esconderse en una comisaría. No huía de los cuñaos racistas de toda la vida de la dictadura, la transición y la democracia, sino de “centenares de jovencitas que presas de la histeria más desaforada destrozaron cuanto hallaron a su paso en un intento de acercarse al ídolo televisivo”. Mientras gritaban ¡queremos un hijo tuyo!, con un descaro impropio de la época, la seguridad del centro comercial le ordenó a aquel deseadísimo padre que se fuera con su guapura a otra parte. No estaba el edificio preparado para aguantar el peso de tanta gente y había riesgo de hundimiento. También la moral sexual del nacionalcatolicismo empezaba a amenazar ruina. Cuando llegó a la comisaría, el Tigre de Malasia parecía un gatito de Angora.
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