ESPLENDOR EN LA FERIA
Así que eres vizcaína, como el bacalao a la, le susurró al oído mientras Los Rocieros cantaban a un viento que igual viene que va. Y tú, portuense, como la papelería, contraatacó ella. ¿Conoces El Puerto, entonces?, preguntó él. Mi infancia son recuerdos de un baño en La Puntilla, respondió ella con su mejor nostalgia.
Con el mismo humor y el mismo asombro siguieron toda la noche acariciando las palabras, de caseta en caseta, de confidencia en confidencia.. No bebas más que se te está poniendo la cara borrosa, le dijo él. No estaría de más que en el nuevo Estatuto introdujerais el término "ración", comentó ella, mientras pedía una de chocos fritos.
"Y el hastío se alarga de pronto en sombras dulces y los días se nombran según un sentimiento", dijo Celaya por la boca de ella. "Cuando tú apareciste penaba yo en la entraña más profunda de una cueva sin aire y sin salida", continuo él, resucitando a Alberti.
¿De qué derrota vienes?, se preguntaron temiendo una respuesta. Arriba, la luna irradiaba como una claridad flotando a la deriva. O quizás era el amor, que les sorprendía con un nuevo prodigio.
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Anónimo -