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Se muestran los artículos pertenecientes a Septiembre de 2006.

SUEÑOS DE PAPEL

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     La vuelta al cole es, para los padres, la vuelta a la papelería. Un servidor de ustedes, por ejemplo, lleva tres semanas comprando material escolar. Si Miguel Ríos vivía en los ochenta  en la carretera, dentro de un autobús, yo, cada inicio de curso, me paso las tardes de septiembre y octubre de ruta por las papelerías portuenses. Entre visita y visita, entre sablazo y sablazo, mientras me atienden, leo los titulares de la prensa y me entero de que no se quién quiere tirarse a unas beatillas, ya es que no respetan a nadie. Vuelvo a casa a las tantas, cargado de folios blancos, cuadernos Rubio y bolígrafos negros, caigo rendido encima del pupitre, perdón, de la cama, y cuando el sueño me vence, una pesadilla horrible, siempre la misma, me arruina la noche.

     Les cuento. Llego al colegio y el profesor de Pablo me interpela: "A su hijo aún le falta la caja de lápices Alpino, de veinticuatro colores, el cuaderno Edelvives, número 45, de 32 hojas, y las tijeras de punta redonda con cinta con el nombre". Justo cuando, avergonzado, le prometo que de mañana no pasa, me aborda la maestra de Alberto, que con cara de pocos amigos, me dice: "¿A qué está usted esperando para comprarle a su hijo la goma Milán número 430 y los lápices Noris número 2 HB?" Para terminar de enterrar mi autoestima, la tutora de Irene me pregunta desde la ventana de la clase, a voz en grito, el motivo por el que mi hija aún no tiene el pegamento líquido Kliel y el fichero con cinco separadores. Cuando por fin logro escapar corro, como corría El Ratón en sus mejores tiempos, en dirección a la calle Luna, concretamente a la Librería Cortés, pero allí sólo hay material fotográfico.

     Es, ya digo, la pesadilla que se muerde la cola blanca de pegar, los sueños de la razón educativa produciendo monstruos con cara de estuche de plastidecor. En el silencio de la noche oigo voces y se me aparece el Inspector de la Pantera Rosa (el de los dibujos animados no, el del Poullet), gritándome: ¡El Toc-Toc de segundo ciclo de Primaria, el libro de plástica de Anaya La tira de colores, las témperas y los pinceles! A veces, mi mujer, asustada, me despierta, Pepe, Pepe, pero yo entiendo repe, repe, has comprado el mismo libro dos veces, atontado.

     En fin, que para sacarme la angustia pienso en las próximas vacaciones, pero son Santillana.  Así que ustedes perdonen la escasa calidad de este cheque libro, quiero decir de esta primera columna. Por cierto, ¿alguien sabe dónde puedo encontrar una cartuchera blanda con cremallera no metálica?

PLENO VERANO

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     Dediqué la tarde del  pasado sábado a poner al día el vestuario familiar. Ya saben, esa liturgia  antigua que consiste en meter en alcanfor las prendas de la estación pretérita y sacar de los altillos la ropa del tiempo recién inaugurado. Mientras me despedía de camisetas y bermudas y celebraba el reencuentro con jerseys y bufandas, reflexionaba sobre el tiempo, esa invención humana implacable que nos angustia y desazona.

     Los tiempos están cambiando, cantaba Bob Dylan en los setenta, pero en este presente gris, propicio al odio, es el tiempo, en singular, el que se ha vuelto raro, raro, raro. De pequeño, por ejemplo, nos enseñaban en el colegio que el verano empezaba el veintiuno de junio y acababa el veinte de septiembre. Uno sabía que, si no quería pillar un resfriado y una reprimenda maternal, hasta el cuarenta de mayo no podía quitarse el sayo. Ahora no. Ahora es un lío. En los mapas del tiempo es otoño, a la hermandad de Los Cerillitos la primavera llegó el domingo para celebrar su setenta y cinco cumpleaños, ya es invierno en el Corte Inglés, y nuestro Ayuntamiento disfruta, todavía, de un verano imprescriptible.  Por Decreto. Mejor dicho, por Convenio. Porque en el almanaque de la Casa Consistorial, el estío comienza el uno de mayo y acaba el treinta y uno de octubre. Seis meses, seis, de reducción horaria, de vuelva usted mañana si no hace mucho calor, de reloj marcando las horas mucho antes de las tres. Va usted, un poner, la semana que viene a Urbanismo a pedir un permiso y todavía suena El Chiringuito de Georgie Dan. Se acerca uno a la Concejalía de Desarrollo Sostenible y algunos, después de celebrar la noche de San Juan el día del Pilar, apenas se sostienen. Pregunta un opositor en Personal por la próxima oferta de empleo público y le contestan que viva la Virgen del Carmen.

     Una golondrina no hace verano, pero un convenio colectivo sí. Aquella reivindicación obrera de ocho horas de trabajo, ocho horas de ocio y ocho de descanso, no se cumple, ni por asomo, en la empresa privada. En la administración pública, sin embargo, las conquistas sociales van de dulce. Yo propongo que para la próxima negociación colectiva, las compañeras y compañeros sindicalistas den un paso más en sus justas reivindicaciones: seis meses de horario de verano (del 1 de octubre al 31 de mayo) y seis meses de horario de navidad (del 1 de noviembre al 30 de abril). Debe molar mogollón acudir en abril a protestar contra la enésima motorada y que nos canten el Adeste Fidelis.

01/09/2006 18:01 Pepe Mendoza #. PLENO VERANO No hay comentarios. Comentar.

PALABRAS EN EL AIRE

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     Como en la película de Isabel Coixet, las palabras tienen una vida secreta, una existencia independiente que las hace perdurar en el tiempo, sobreviviendo a  quienes las pronuncian. No es verdad que se las lleve el viento, que desaparezcan para siempre difuminadas, evanescentes, efímeras.  Perviven, eso sí, con mayor esplendor, las que nacieron para honrar la verdad, aquellas que fueron convocadas para ser fieles a la realidad que definían. Las palabras, entonces, se hacen eternas y son bellas.  

     Durante casi tres años, Irene Chacón se ha dedicado, con esmero y paciencia de horticultora, desde el programa Hoy por hoy El Puerto de la Cadena SER, al noble oficio de cultivar palabras. Pasadas las doce del mediodía, mientras hervían los pucheros, Irene convertía las ondas hertzianas en un acogedor patio de vecinos, en el que al calor de la buena conversación, la democracia  no era un lujo sólo al alcance de unos pocos. Alrededor de su micrófono, siempre disponible para los que nunca son invitados a decir, se daba a diario la hermosa osadía de denunciar sin cortapisas los últimos excesos del poder municipal, de recordar aquellos viejos tiempos tan duros y tan nuestros, de disfrutar de ese lujo gratuito que es hablar por el simple placer de hablar. Porque la radio es, sobre todo, cercanía; un servicio de proximidad en el que las noticias de la vuelta de la esquina son tan importantes como las que acontecen a miles de kilómetros. El bipartito portuense, por ejemplo, al menos por ahora, tiene más trascendencia en nuestra vida cotidiana que el tripartito catalán.

     Escribió Borges que lo que decimos siempre se parece a nosotros. Se va Irene y con ella una manera sosegada y decente de entender la información como servicio público, de afrontar sin rabia la rabiosa actualidad, de esfuerzo crítico por distinguir las voces de los ecos. A años luz, por suerte, de la radio al uso, esa en la que tiene más audiencia el que más grita, el que más devalúa la realidad, el más servil con el poder establecido.  Por mucho levante que sople en el Estrecho, no es verdad que a las palabras se las lleva el viento. Permanecen escondidas en algún lugar, suspendidas en el aire, silenciosas, como en algunas escenas de los sueños.  

     Hoy por hoy, El Puerto, sólo le debe a Irene palabras de agradecimiento.                            

01/09/2006 18:04 Pepe Mendoza #. PALABRAS EN EL AIRE No hay comentarios. Comentar.

DERECHOS TORCIDOS

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     El otro día, cerca de las dependencias de la Policía Municipal, un grupo de chavales se solidarizaba con los jóvenes de los barrios marginales franceses apedreando un coche que parecía abandonado. Era tal la virulencia con la que se empleaban, que la integridad física de los que por allí pasábamos corrió serio peligro. Me acerqué  para recriminarles su actuación y uno de ellos, molesto por tener que rendir cuentas de su ocio privado ante un desconocido, me contestó desafiante: ¿Acaso el coche es suyo? Como  yo tampoco era de él y le estaba limitando antidemocráticamente su derecho inalienable a la destrucción masiva, temí que su punto de mira se fijara en otra carrocería para mí mucho más importante: la que da cobijo a mis huesos. Tuve suerte, pues optaron por agredirme verbalmente, humillación sin duda mucho más llevadera que un cantazo en la cabeza. 

     No muy lejos de allí, cada noche de sábado, los vecinos de la Rotonda de La Puntilla, también se dedican a fastidiar las actividades lúdico recreativas de las jóvenas y jóvenes que acuden a disfrutar, después de una durísima semana de clases, de un tiempo de asueto más que merecido. Los incívicos ciudadanos que viven en aquella zona llaman de vez en cuando a la Policía, por cuestiones tan nimias como que a la muchachada les da por vomitar, mear y correrse en los portales del barrio. No se han enterado, todavía, los quisquillosos vecinos, que en este país existe la libertad de circulación y que las calles del Puerto ya no son de los Serenos, sino del pueblo Soberano con Coca Cola. 

     Los ecologistas portuenses, otros que tal bailan, llevan veinte años tocándole las narices a los poderes públicos y perpetrando la libertad con ira, por un quítame allá esos pinos. Algunos, incluso, se presentan como víctimas cuando la gente de bien, en el ejercicio de su legitimo derecho a la libertad de expresión,  acude a  las puertas de sus casas y se las empapelan con elegantes metáforas. Tan plano es su encefalograma ideológico, que les molesta que haya constructoras y comunidades de propietarios que, compartiendo objetivos, optimicen sus recursos y sus arengas. ¿Qué tiene de malo que, en una economía de mercado, los intereses creados tomen forma de holding o de Unión Temporal de Empresas y pueda llamarse, por ejemplo,  "Fevema, Vías, Canales, Puertos y Plenos al Descubierto"? ¿O que un ex Consejero de Trabajo socialista se eche al green y ponga en pie a la famélica legión para que los que hasta hace poco eran sus enemigos de clase puedan pasar Los Lunes al Golf?

    Qué nivel, Isabel.

01/09/2006 19:04 Pepe Mendoza #. DERECHOS TORCIDOS No hay comentarios. Comentar.

EN UN LUGAR DE LA VIDA

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     El calendario, ese riguroso albacea del tiempo, nos depara a veces curiosas coincidencias. En el año del cuarto centenario de El Quijote celebra AFANAS el cuarenta aniversario de su nacimiento como Asociación. La vida, ya saben, imita con relativa frecuencia a la literatura. Y las páginas de la más grande novela de aventuras,  alumbran, desde hace cuatro siglos, hermosas utopías que hacen el mundo más respirable cada mañana.

     La de AFANAS, ciertamente, tiene muchos de los ingredientes de la novela cervantina. Allá por 1965, un grupo de caballeros andantes salió a desfacer los entuertos de un colectivo social hasta entonces condenado a pasar sus vidas recluidos en infames manicomios. Eran muchos los gigantes a los que había que derribar, numerosos los molinos de viento que movían sus aspas en dirección contraria a la integración de aquellos que Luca de Tena llamó los renglones torcidos de Dios. Como protagonistas, un ejército de derrotados invencibles, una procesión de Sanchos que no querían ínsulas sino que les amaran y respetaran como son. Haciendo suyas las palabras de Alonso Quijano -"la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago"-, decidieron que, a partir de entonces, en su hambre mandarían ellos. Así, se constituyeron en Asociación, similar a la Orden que el Ingenioso Hidalgo creó para defender a las doncellas, amparar a las viudas y socorrer a los huérfanos y a los menesterosos.

     Cuarenta años no es nada, en la larga lucha por la integración de las personas con discapacidad, pero convendrán conmigo que mientras los perros rabiosos de la discriminación laboral ladran por los gabinetes de selección de personal de las grandes empresas, ellos cabalgan a lomos de un rocín flaco que les procura calidad y calidez de vida.

     Lo dice Mafalda, mi filósofa de cabecera: si no fuera por todos, no seríamos nadie. Seres incompletos que nos pasamos la vida haciéndonos, lo que nos define como humanos no es lo que somos sino lo que deberíamos ser. Quién esté libre de taras que arroje la primera piedra. A todos nos falta algún tornillo que nos impide ser mejores, que nos hace sentir dolorosamente el peso trágico de nuestras carencias. La obra del manco de Lepanto (persona con discapacidad también) está ahí para recordarnos que nadie es más que nadie, que todos somos iguales en la diferencia.

     Tal vez ese sea el mensaje del Quijote, la lección que nos enseña AFANAS. Que Dulcinea puede ser down. Que se puede ser caballero andante en una silla de ruedas.       

01/09/2006 19:19 Pepe Mendoza #. EN UN LUGAR DE LA VIDA No hay comentarios. Comentar.

DEDICATORIA

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       Para las compañeras con las que compartí en Vallecas, una luminosa mañana de abril, una paella comunitaria y republicana. Para la inmigrante a la que muchas tardes veo coger el autobús, porque me recuerda mi estatus injusto de privilegiado. Para ese viejo socialista que no entiende que su partido siga manteniendo un pacto que hay que reafirmar, cada semana, en la sala de espera de los Juzgados. Para los chavales que entrenan en el Polideportivo y sueñan con ser Joaquín, Abraham Paz o Pinto. Para el abuelo con los pulmones carcomidos por la nicotina que mañana seguirá fumando.

      Para el amigo de Bilbao que el pasado verano nos dejó su casa y se fue a dormir a un hotel para no molestar. Para los vecinos de este Bienteveo, porque creen, como yo, que una palabra vale más que mil imágenes. Para el votante del Partido Popular que reconoce en privado que la verdadera noche de los cristales rotos sigue sucediendo en Irak, por culpa de una guerra canalla que algunos votaron entre aplausos y risas. Para esa mujer víctima de la violencia de género que por fin se decidió a ser feliz y no quiere morir en el intento.

      Para el ciudadano que se rebeló contra el entreguismo paleto del gobierno municipal ante la barbarie motera  y ganó en los tribunales el derecho de todos al  sosiego público. Para el militante de Izquierda Unida que no comprende que la coalición que abandera la justicia social apruebe los desequilibrios territoriales. Para el parado con conciencia que asiste cabizbajo a esta orgía de consumo indecente y acude avergonzado a Cáritas a pedir las sobras del festín. Para el fotógrafo de este Diario que una noche de noviembre nos prestó sus ojos para ver El Puerto y me erizó la piel y la nostalgia.

      Para el maestro del Poullet que se fue un día a dar clases más allá de las estrellas y que le enseño a mi hijo que el aprendizaje es un parto doloroso que nos hace mejores personas. Para el otorrino de la coleta, porque en su consulta la risa nos entra por un oído y nos sale por el otro. Para ese cadáver andante, roto por la droga que, con ademanes de empleado de El Corte Inglés, vendía pañuelos en el semáforo de la Plaza de Toros. Para el franciscano penalista que cree que Dios no necesita una radio y que reza con canciones de Pedro Guerra. Para la niña con ojos de mar que iba vestida de hebrea a la fiesta de la guardería cantando villancicos que sonaban a gloria.

     Y para ustedes, que esta noche brindarán por un año que ojalá les traiga sólo lo que necesitan. Feliz 2006.

07/09/2006 23:00 Pepe Mendoza #. No hay comentarios. Comentar.

EL CHICUCO RECADERO

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     Conozco a un matrimonio portuense  rarísimo. Me lo presentó el otro día, en una magnifica crónica, Alejandro Barragán,  brillante y sagaz periodista de este Diario. Verán: además de ser heterosexuales, conviven y  trabajan juntos. Pero esperen, que acumulan más excentricidades: son jóvenes ¡y tienen memoria histórica! Otra singularidad más: creen a pies juntillas que el respeto al medio ambiente y al sosiego público son materiales imprescindibles en la arquitectura moral de nuestras ciudades.

      Para consumar tan extravagantes sueños, han montado una empresa, El Chicuco Recadero,  que rueda, desde el pasado mes de diciembre, por las calles del Puerto. Su actividad comercial es hacer mandaos ¡en bicicleta! Que usted necesita un poco de yerbabuena para el puchero y, con el frío que hace, no tiene ganas de salir a comprarla, El Chicuco Recadero le trae las matas que quiera. Que un martes tiene que ir a sellar el carnet del paro y en lugar de guardar cola prefiere darse una vuelta por Los Gitanos, el Chicuco Recadero la guarda por usted y le avisa al móvil un ratillo antes de que llegue su turno. Desconozco la totalidad de la oferta, pero se me ocurren otras tareas que a mí, particularmente, me vendrían de perillas: traerme un adjetivo que no encuentro, cogerme sitio en el bar El Chovi un sábado por la noche, abastecerme en mayo de Ebastel, en plena crisis alérgica.  

      Santi Mesa e Isabel Morillo, Sociedad Conyugal,  recuperan también, de los aljibes íntimos que alimentan el recuerdo, una parte de nuestro patrimonio histórico: la figura del niño de los recados, del chavalillo que hacía mandaos a lomos de una vieja bicicleta y que lo mismo servía para cobrar una letra que para ir comprar al Liberato el periódico "La Voz de la Bahía". Fieles a la estética de entonces, el Chicuco Recadero viste con el uniforme de la época, incorporando, eso sí, en aras de un mejor servicio, la velocidad de crucero de las nuevas tecnologías.

      Ya ven que hay gente para todo. Robinsones urbanos que aún creen en aquello que escribió Neruda: sólo con una ardiente paciencia conquistaremos la espléndida ciudad que dara luz a todas las personas. Con pájaros que canten en vez de toser. Con jóvenes que respeten el legado de los que nos precedieron. Y con esa elegancia humilde, de otro tiempo, que da el hacer los recados en una vieja bicicleta.

07/09/2006 23:03 Pepe Mendoza #. EL CHICUCO RECADERO No hay comentarios. Comentar.

VAYA VALLA

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     Ahora que las plataformas se han puesto de moda (hasta los zapatos las llevan), creo que lo mejor que pueden hacer profesores, padres y alumnos del colegio público José Luis Poullet es crear urgentemente una, aunque sea petrolífera, si quieren que el Ayuntamiento y la Delegación de Educación dejen de jugar al pasa la bola chirin chin chin y afronten, de una vez por todas, el arreglo del cerramiento del Centro.

     Me constan los intentos del concejal de Educación por acotar el espacio y el problema, su preocupación sincera por la resolución del asunto, pero la tozudez de los hechos se impone, otra vez por goleada, a la eficacia política. Tres años llevan esperando a los albañiles, que es como esperar a Godot,  pero sin cita previa. Un trienio ya de idas y venidas, de llamadas telefónicas para ver qué hay de los nuestro, de vuelva usted mañana, de estamos trabajando en ello

     En los últimos meses el deterioro de la  valla se ha convertido la Pantera Rosa en un colegio abierto a todos, botelloneros incluidos. A las ocho de la tarde se acaba el Plan de Familia, pero el verdadero plan, el de la movida juvenil, comienza más o menos sobre la medianoche. A esas horas, por el módico precio de un saltito, se puede al patio de recro sin que ningún gorila te mire el color de los calcetines.  Hay barra libre, rockódromo, karaoke, boxeo, concursos de insultos y tiro al cristal, modalidad de esparcimiento que tiene como efectos secundarios que en algunas clases hasta el esqueleto de Conocimiento del Medio lleve anorak y bufanda.

     Los chavales, eso sí, progresan adecuadamente en sus conocimientos curriculares. Hasta los más pequeños saben ya cómo se halla el perímetro de un muro. Conocen también que los que convierten el patio en un albañal entran, como el Sol, por el Este. Algunos, los más avezados, en un ejercicio sublime de creatividad literaria, han adaptado para la ocasión aquel verso de Quevedo: Miré los muros del colegio mío, si un tiempo fuerte ya desmoronados... Lo que no terminan de asimilar es por qué saltar la reja les lleva directamente al despacho del jefe de estudios y si la saltas en Almonte, con la Hermandad Rociera de El Puerto, te dan un subvención de treinta mil euros. Los más mayores ya conocen, también, el sentido exacto de la palabra burócrata: representante de la Administraciones Públicas que tiene un problema para cada solución.

           

           

           

 

           

 

           

                         

07/09/2006 23:07 Pepe Mendoza #. VAYA VALLA No hay comentarios. Comentar.

TODA UNA VIDA

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El martes próximo no intercambiaran orquídeas rojas, ni promesas de amor eterno con fecha de caducidad, ni viajes a Cancún, ni postales cursis. No habrá, tampoco, cena con velitas y champán francés, ni poemas de amor, ni canciones desesperadas. Tal vez no reparen, ni falta que les hace, en que es catorce de febrero, día de San Valentín y de San Isidoro Álvarez, patrón de El Corte Inglés.

Ese día, como de costumbre, madrugarán a sus achaques, desayunarán sin diamantes y harán camino al andar por el Paseo de La Puntilla, bajo el mismo Sol que enciende la playa de La Concha, en la Donosti señorial y acogedora donde forjaron el cincuenta por ciento de sus sueños. El nacionalismo, hablábamos un día, es esa grave enfermedad que se cura viajando. Lo sabe bien mi amigo: viejo lobo marino curtido en los peligros de la mar, atracó en muchos destinos y se quedó en el nuestro,  prendado de unos ojos a prueba de naufragios. Ella, novia de sal, único amor en este único Puerto, esposa coraje que hoy le ayuda a sobrevivir a las quemaduras del recuerdo.

Les golpeó la vida, con dureza inusitada, donde más duele, justo en el corazón de lo que más se ama. Derrotados invencibles, conozco a poca gente con quien el dolor, esa ráfaga de miedo que nos aproxima a la verdad, se haya ensañado tanto. Y aquí siguen, con esa mala salud de hierro, envejeciendo de pie, dignos en las intermitencias de la esperanza, rotos pero enteros, dando fe de aquello que un día escribieron los clásicos: amar es conducir al otro, gentilmente, hacia lo que el otro es. Dos buenas personas, eso es lo único que son.

Me acordé de ellos, hace unas semanas, cuando volví a ver "En el estanque dorado", la bellísima película en la que Katherine Hepburn y Henry Fonda dan vida a dos enamorados en el invierno de sus vidas. "¿Sabes, viejo bobo", dice ella, "eres el hombre más encantador de la tierra, pero yo soy la única que lo sabe". Vi la secuencia, ya digo, y les vi a ellos: de la abundancia del corazón amable de Joaquín, habla también la boca generosa de Meñu.

No celebrarán el martes la fiesta de Cupido y de las Grandes Superficies. Probablemente, incluso, haga tiempo que de sus bocas no sale un te quiero. Pero ahora que tanto abundan las pasiones de gavilanes y los amores perros, es bueno recordar que hay maneras de querer que son hermosas.

07/09/2006 23:09 Pepe Mendoza #. TODA UNA VIDA No hay comentarios. Comentar.

EL CÓDIGO MORESCO

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     En todo este vodevil zafio de conspiraciones urdidas en la sombra por el Partido Popular, el argumento central no es, lo que se dice, un prodigio de originalidad: concejal que inventa excusa peregrina y abandona el partido en el que se crió políticamente para ingresar en una formación que lidera las encuestas. Señalar está muy feo, pero esa película ya la hemos visto.

     Confieso que nada de lo que El Código Moresco cuenta ha conseguido sorprenderme. El hilo conductor de la historia hilvana acontecimientos demasiado previsibles. Un cargo público de perfil bajo, afable y parece que honrado, que dilapida en dos meses la imagen de hombre veraz que ha cultivado durante quince años ("con una mentira suele irse muy lejos, pero sin esperanzas de volver"). Un alcalde traicionado que declara que Roma no paga a traidores (El Puerto, sin embargo, sí, y muy bien: él hizo el camino inverso de Moresco). Un secretario local socialista que afirma que la proclamación como número uno del ex independiente es una afrenta a los militantes populares (también la suya dice mucho del mal momento que atraviesa el PSOE portuense). Una concejala de IU que ofrece a la opinión pública, tras arduas investigaciones, la trabajada conclusión de su grupo: es una jugada del PP.

     Dos escenas, sin embargo, sí que logran conmover y asustar al espectador. Por un lado, la imagen triste, rozando el patetismo, del hasta hace uno días líder del Partido Popular en nuestra localidad. En sus escasas apariciones en los medios parece un deudo abatido que vela su propio cadáver político. La decepción va por dentro, pero las apariencias, como el algodón, no engañan, por mucho que se esfuerce en disimular combinando las dos únicas palabras que el manual del buen militante le autoriza a recitar: "intenso debate", "debate intenso, "intenso, intenso", "debate, debate".

     Aunque lo que verdaderamente ha logrado angustiarme ha sido la más que probable irrupción del presidente provincial del PP en la política local. Parece que entre sus proyectos político-laborales (vienen a ser los mismos), el Sr. Sanz contempla ir en puestos de salida en nuestra ciudad, en las elecciones locales de 2007. Él lo ha desmentido lo que, conociendo el valor de la palabra de Sanz, quiere decir que va a ser que sí. Agárrense a junior, que vienen curvas.

     Ya sólo falta que el Gran Maestre Cabañas se anime y se presente por El Poblado de Doña Blanca, que, de aquí a entonces, lo mismo es ya una realidad nacional.

(Columna publicada en Diario de Cádiz, el 03-06-2006)

           

 

           

 

           

 

             

 

           

08/09/2006 18:48 Pepe Mendoza #. EL CÓDIGO MORESCO No hay comentarios. Comentar.

LA PROFESIÓN VA POR DENTRO

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     He leído en algún sitio que la tasa de empleo de los titulados en Formación Profesional en Andalucía supera con creces el de universitarios ocupados. El mercado laboral acoge, con los brazos abiertos, a electricistas y carpinteros, pero les niega el derecho de admisión a maestros e historiadores. Universitas inoperantium officina est: la universidad es una fábrica de parados (en traducción de Emilio Flor que, como todos ustedes conocen, sabe latín).

     La capacitación para el desempeño cualificado de una profesión parece el camino más corto para ingresar en la murga de los currelantes. Se alegra uno del merecido prestigio de la Formación Profesional. Antes de pisar las frías aulas de la Universidad, tuve la suerte de ser alumno de las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia. En mis tiempos, salvo honrosas excepciones, el que acumulaba virtudes académicas que hacían presagiar una brillante carrera como hombre de provecho cursaba el Bachillerato Unificado Polivalente. El que "no servía para estudiar" y aún estaban en edad de merecer atención escolar desembarcaba en los talleres de la Plaza de Elías Ahuja.

     Yo entré en SAFA en el curso 1977-1978, en la rama de Administrativo y Comercial. Contradiciendo la opinión de mi tutor, opté por la FP buscando aprender un oficio que en poco tiempo me permitiera emplearme en alguna oficina y así poder ayudar a reflotar nuestra maltrecha economía familiar. Pocas veces en mi vida he tomado una decisión más acertada. Le debo a aquellos maravillosos años el privilegio de poder contar con un puesto de trabajo que hoy me proporciona una situación laboral estable y desahogada.

     Vinieron luego estudios de más enjundia, carreras universitarias que certificaron que sólo sé que no se nada, pero fue aquella formación basada en el saber hacer la que me libró de pasar los lunes al sol. La contabilidad, la taquigrafía, las prácticas de oficina, la estenotipia (que descubrimos que no era una enfermedad sino una asignatura) y, sobre todo, la mecanografía, fueron la llave maestra que nos abrió las puertas de muchas empresas.

     Todavía hoy, coloco los dedos en el teclado del ordenador y oigo la voz del Padre Martínez diciendo "ya"; el crepitar metálico de aquellas Olivettis 98; el ring que anunciaba que nos acercábamos al margen derecho; el acento, que a veces se atascaba. Y nuestros dedos como galgos, acortando el tiempo, achicando los textos, enfermos de velocidad y pulsaciones.

(Columna publicada en Diario de Cádiz, el 17-06-2006)

08/09/2006 18:50 Pepe Mendoza #. LA PROFESIÓN VA POR DENTRO No hay comentarios. Comentar.

LAS HORAS MUERTAS

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     Debería estar prohibido, bajo pena de destierro, acuchillar la sobremesa veraniega atentando, impunemente, contra ese pequeño lujo gratuito al que llamamos siesta. Es más, los poderes públicos tendrían que tipificar, como delito contra el sosiego privado, la profanación de la paz del hogar a horas tan intempestivas. Después del almuerzo, cuando las cigarras nos cantan nanas que nos sumergen en un silencio antiguo, de infancia, la única ocupación permitida debería ser cultivar la sana y decente costumbre de la siesta. Porque coincidirán conmigo en que, a las cuatro de la tarde de un día cualquiera de julio o agosto, sólo el sueño tiene derecho a ejercer su magisterio allende los cuerpos, sólo la pereza tendría que  reinar, majestuosa, sobre la ciudad y sus quehaceres.

     Debería estar prohibido, ya digo, bajo pena de orden de alejamiento de la civilización, que una señorita de una entidad bancaria, por ejemplo, llamara a nuestra casa a horas tan plomizas, para ofrecernos una tarjeta con no sé qué ventajas para nuestra economía, asesinando, a golpe de teléfono, el derecho inalienable al descanso. Alguien escribió una vez que tiene más delito fundar un banco que atracarlo, pero lo verdaderamente delictivo es que alguien pretenda vendernos, a horas en las que no trabaja ni Alfonso el de La Giralda, una tarjeta que nos hará felices durante el primer año, cuando lo que uno quiere es poder gozar, sin usura, del primer sueño.

     ¿Dónde hay un legislador de guardia que se atreva a redactar ahora mismo, con carácter de urgencia, una ley, un decreto, un bando, que castigue sin piedad esa otra forma de violencia doméstica, esas armas de destrucción masiva que son los ruidos, esa intromisión ilegítima en la muerte chiquita de la sobremesa?

      Eso sí que es un ataque frontal a la familia, y todavía no he escuchado yo a ningún obispo condenar sin paliativos ese desorden moral, esa enfermedad o vicio que consiste en entregar las tardes españolas a la promiscuidad del alboroto,  poniendo en peligro la siesta nacional. ¿Nadie va a organizar una manifestación contra los cafres que arruinan el suave balanceo de la cabezadita en el sofá? ¿Ni siquiera Ignacio García, antes de despedirse del Ayuntamiento, va a movilizarnos para que los que allanan esa íntima morada onírica que suspende los abismos del tiempo, cumplan íntegramente sus penas?

      Lo cantaba Rafaela Carrá hace ya muchos años: siesta, que fantástica, fantástica es la siesta. ¿O no era así?

(Columna publicada en Diario de Cádiz, el 01-07-2006)

           

           

08/09/2006 18:51 Pepe Mendoza #. LAS HORAS MUERTAS No hay comentarios. Comentar.

PIBONES LEJANOS

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No sé si han oído alguna de las cuñas publicitarias con las que el Consorcio de Transportes de la Bahía de Cádiz pretende incentivar el uso y disfrute de los catamaranes. Un prodigio, todas, de originalidad, buen gusto y gracia genuinamente gaditana. Mi favorita es una en la que un JASG (Joven Aunque Sobradamente Gilipollas), presume ante otro JASG de haberse ligado a la Juani, "un pibón" (sic) que está para mojar sopita. "¿La Juani?", contesta asombrado el confidente del novio de la Juani, "pero si esa tía vive ¡en Rota!".

Hasta aquí el diálogo platónico de los dos coleguillas. Sobrecogedor. A mí, sin embargo, me parece manifiestamente mejorable. Yo lo hubiera rematado con una reivindicación mucho más contundente sobre la superioridad del semental ibérico. No sé, que el don Juan de la ciudad que sonríe terminara gritando, como en el culebrón ese que ponen en la sobremesa: ¡Soy Miguelón, el macho más macho de todos los Camachos! Con un par.

Al final de la cuña, una voz en off, pontifica: el catamarán achica el tiempo y el espacio. ¡Al fondo del mar el tango!: que nadie diga que la distancia (de Cádiz a Rota) es el olvido. ¡Que se hunda San Juan de la Cruz!: ya  es posible curar la dolencia de amor con la presencia y la figura, al menos en cuarenta millas a la redonda.

Que no tema la Juani, la pobre, tan cerca de Estados Unidos y tan lejos del vaina de su novio.  El Consorcio ha sido capaz de poner en valor (que es como los cursis le llaman ahora a lo que toda la vida de Dios ha sido "sacar provecho") la condición de pibón verbenero de la  mujer roteña. La vida, como ven, a pesar del calor  y del colgao ese de La Sexta, puede ser maravillosa. El amor es un viento que igual viene que va, se muere y al momento va en el catamarán. Él vino en un barco, a un pueblo extranjero.

Para no perder tiempo, la empresa que ha perpetrado los anuncios debería dejar perfilada, antes de que acabe el verano, la campaña publicitaria de otoño/invierno. Se me ocurre que podían presentarnos a la pandilla del churri y del amigo del churri de la Juani: la Vane, la Yesi, el Jonnhy, el Josua, el Soto y el de la moto.  Ya tengo la trama: van de Cádiz al Puerto, a pegarle una paliza al imbécil de su tutor, que veranea en Valdelagrana y les ha vuelto a suspender en septiembre. Suena de fondo "hemos venido a acojonarlo, el resultado nos da igual". En el catamarán. En apenas media hora.  To follaos. De lujo. 

(Columna publicada en Diario de Cádiz el 15-07-2006)

08/09/2006 18:53 Pepe Mendoza #. PIBONES LEJANOS No hay comentarios. Comentar.

ALAMILLOS RETURNS

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     Tras una misteriosa ausencia de varios años han reaparecido, a la vez, dos superhéroes del pasado: Superman y Pedro Alamillos. A ustedes les parecerá una trivial coincidencia, una de esas casualidades con las que el azar nos sorprende de vez en cuando. Pues perdonen, pero no. Lo que llamamos casualidad no es sino la causa ignorada de un efecto desconocido, que me lo ha dicho el Google, de parte de Virgilio.

     Se trata, créanme, de un caso claro de metamorfosis, similar al que sufrió Gregorio Samsa, el personaje de Kafka que amaneció un día convertido en un monstruoso insecto. Lectores de poca fe: ¿por qué no puede el Hombre de Acero haber transmutado en concejal, también con el rostro de acero, para proteger de una apoteósica destrucción política  a esta pedanía de Metrópolis que es El Puerto? Aunque antiguos compañeros del partido apuestan por ningunearlo, Alamillos regresa, en loor de multitudes, para incorporarse a un gobierno en franca decadencia que siente por él el mismo aprecio que tiene Zidane por Materazzi.

     La prueba irrefutable de que Alaman es Supermillos, y viceversa, la obtuve el pasado viernes. El País reproducía una entrevista a Kevin Spacey, el actor que da vida a Lex Luthor, el enemigo íntimo del hombre de los calzoncillos por fuera: "El mundo necesita ejemplos, y Superman es una persona que hace cosas buenas". Desde el periódico Noticias Locales, lo confirmaba Pedro Alamillos, el actor que da vida a Pedro Alamillos: "He intentado muchas veces mediar entre Luis Fuentes y Hernán Díaz y no ha sido posible". "Lo que la película pregunta es ¿necesita el mundo a Superman?", continuaba el malo malísimo. Y nuestro héroe municipal le respondía, encantado de haberse conocido, desde el semanario gratuito: "Me preocupa mucho El Puerto... Si he estado de socialista en IP, por qué no voy a estarlo en otro sitio. Tengo ofertas...". Marxista, todavía, el ex concejal de urbanismo, pero ya de la facción de Groucho: Estos son mis principios; si no le gustan, tengo otros.

     Es él, a mi no me la da. Volar, lo que se dice volar, aún no le he visto, pero sí bailar la yenka a una velocidad imposible para el resto de los mortales (izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, detrás, ¡Pimentel!) 

     Desde que lo supe, no paro de hacerme las mismas preguntas que se hace Lois Lane en la peli: ¿Dónde has estado? ¿Cómo pudiste dejarnos así?

      Alamillos ha vuelto. Permanezcan atentos a sus pantallas.

(Columna publicada en Diario de Cádiz el 29-07-2006)

           

           

           

08/09/2006 18:55 Pepe Mendoza #. ALAMILLOS RETURNS No hay comentarios. Comentar.

MADERA DE MÁRTIR

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     Mi amigo Enrique Bartolomé nos convocaba la pasada semana a reflexionar juntos sobre el trato desconsiderado con el que, a su juicio, algunos medios habían finiquitado los quince años de gobierno del ex alcalde Independiente. El refranero español le servía para centrar el argumento  de su columna: hacer leña del árbol caído es una actitud moralmente reprobable que debe ser desterrada del código de conducta de toda persona de bien. Considera que, desposeído Hernán, por sentencia condenatoria, de su condición de cargo público, es justo y necesario que cesen las hostilidades.

     No tengo nada que objetar, en principio, a ese desiderátum ético. Yo también creo, como Santo Tomás, que justicia sin misericordia es crueldad. Pero hay un matiz, imprescindible, que mi amigo soslaya, y que, pienso, invalida su tesis. El árbol caído sigue creyéndose el rey del bosque: está convencido de que la suya es una pérdida irreparable, una venganza orquestada que ni él, ni este pueblo que le venera, merecen.  Ni un adarme de autocrítica, ni el menor asomo de reconocimiento de culpa por los muchos trapicheos éticos y jurídicos en los que el gobierno que presidió se ha visto involucrado. Sostenella y no enmendalla: ha proclamado por activa y por pasiva que volvería a actuar como actúo, ha acusado a los medios de comunicación de influir en las decisiones judiciales, ha endosado a funcionarios y cargos de confianza aquellas actuaciones ilegales que por ley tenía atribuidas y se ha autoproclamado el mejor alcalde portuense de los últimos 75 años. Genio, figura y mártir. Él es rebelde porque el mundo y los resentidos de siempre le han hecho así.

     Comprendo que debe ser dificilísimo acostumbrarse a ser un ciudadano más, a abandonar privilegios, reverencias y palmeros, pero, desde que se hizo efectiva su condena, lejos de retirarse a los cuarteles de lo privado, ha continuado con sus particulares romerías públicas, moviéndose espasmódicamente para salir en la foto, a ser posible a hombros. La última aparición se produjo el pasado domingo en una ceremonia en la que fue fiel a la peña que le homenajeó. Allí, entre genuflexiones y vítores, continuo arremetiendo contra todo y contra todos.  

     El árbol ha caído, Enrique, pero, salvo a la  justicia, a nadie le interesa ya esa leña. Es el propio árbol el que se resiste a aceptar con elegancia el hachazo penal que le ha derribado.  Es el propio árbol el que se empeña en no dejarnos ver el bosque de un tiempo nuevo.

(Columna publicada en Diario de Cádiz el 12-08-2006)                           

           

08/09/2006 19:03 Pepe Mendoza #. MADERA DE MÁRTIR No hay comentarios. Comentar.

SIN PERDÓN

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Supongo que habrán oído hablar de esa venganza legal perpetrada contra un ciudadano de Huelva que ha tenido que ingresar en prisión por un delito que cometió hace veintiún años. Parece que es culpable, todavía, de un crimen espantoso: robó un televisor, un radiocasete y un jamón. Da igual que haya rehecho su vida, que tenga trabajo, que sea padre de dos hijas y que su pareja esté embarazada. El Consejo de Ministros, órgano en el que ahora se sienta gente muy moderna y muy progre, ha rechazado el indulto.

Tengo encima de la mesa una sentencia de la Audiencia Provincial de Cádiz, de enero de 2000, que también se las trae. Los hechos probados dicen que cuatro jóvenes portuenses, sin antecedentes penales hasta entonces,  circulaban en moto, el 13 de mayo de 1999, por la Avenida de la Paz. Por el mismo lugar paseaban dos adolescentes, a los que se acercaron para, tras intimidarles y amenazarles, exigirles toda la pasta que llevaran encima. Las víctimas iban sin blanca. Los asaltantes obligaron a los chicos a subir a sus casas (situadas muy cerca del lugar de los hechos) a por dinero. Los chavales les entregaron 6.000 pesetas (36 euros de ahora). La acción, sin duda, es despreciable y merece un castigo proporcional al ilícito penal cometido.

El fallo, a la sazón, recoge dos delitos: detención ilegal y robo con intimidación.  Un año y tres meses de prisión para dos de ellos, que eran menores de edad. ¡Diez años!, para  cada uno de los otros dos. La propia sentencia reconoce que la pena "se considera a todas luces excesiva y notoriamente desproporcionada a la verdadera entidad y características de los hechos". Éstos, continúan los magistrados, "consistieron en una breve retención, y los exiguos beneficios que saldan el ilícito ataque, conjugados con la juventud de los autores y su constatada condición de delincuentes primarios, inclinan abiertamente al Tribunal a solicitar el indulto parcial de las penas impuestas". El indulto fue denegado por el gobierno del Partido Popular, primero, y por el gobierno del PSOE, después.

El cabecilla del grupo continúa en prisión. Entró en la cárcel con veintiocho años y saldrá en 2010, bordeando la cuarentena. La pena que le impusieron es la misma que el Código Penal contempla para el delito de homicidio en su grado mínimo. Una barbaridad. Es probable que José Joaquín Contreras Galdeano  hoy sea mucho peor persona que aquel gamberro que asaltó en la primavera de 1999 a dos quinceañeros inocentes.

08/09/2006 18:07 Pepe Mendoza #. SIN PERDÓN No hay comentarios. Comentar.

NOS GUSTA EL FÚTBOL

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Hoy comienza, oficialmente, la temporada futbolística. Más concretamente, la primera Liga de las Estrellas tras la redefinición del Sistema Solar (el Plutón, C.F., como saben, ha descendido de primera a universal preferente, tras ser degradado a la categoría de planeta enano) ¡Plutón, enano, habla castellano!, gritarán los ultras en algún estadio un día de estos.

Pero, parafraseando al flaco Menotti, achiquemos espacios y situemos el GPS en la mejor liga del mundo que, por si no lo sabían, se celebra, desde hace treinta y cinco años, a orillas del Guadalete, más concretamente en el legendario campo del Colegio Sagrado Corazón. Allí, cada sábado, haga levante o truene, un equipo de amigos adictos a la pelota que rueda, con barrigas como cajas de cruzcampo y una media de edad de la Edad Media, rinden culto a ese bendito juego que nos devuelve a aquellos días azules de la infancia. Los partidos semanales, lo saben nuestras resignadas esposas, no son una cuestión de vida o muerte sino algo mucho más importante.

Sólo los años y los kilos, que pesan por igual,, nos diferencian, perdonen la inmodestia, de los galácticos y otros cuerpos celestes. Juro por Naranjito que la izquierda de Emilio Flor, que lanza obuses como rayos que no cesan, es infinitamente más certera que la de Bale. Que, tras la retirada de Xavi, no queda en el territorio champion futbolista más elegante que Antonio Muñoz Repiso. Que al lado de Rafael Bermudo y Ángel Angulo, Ramos es un central de futbolín. Que, comparado con Pedro Masa, Silva entrega melones en vez de balones. Y que el torero Joaquín no fintará nunca con la elegancia y el temple torero de Agustín Fernández.

¿Cómo le explicaría a un niño lo que es la felicidad?, le preguntó una vez un periodista a un jugador de cuyo nombre no logro acordarme. No se lo explicaría, le tiraría una pelota para que jugara, contestó el futbolista. Treinta y cinco años lleva el destino jugando con nosotros, tirándonos la pelota que nos hace vivir los sábados cansados y felices, hermanados en esa liturgia pagana que tiene como altar dos porterías y que acaba en el bar de la esquina, dando gracias a San Mamés por las jarras de cerveza y a San Millán de la Cogolla por los chorizos.

     No conozco remedio más eficaz contra el envejecimiento que jugar de adultos a lo mismo que jugábamos de niños. Les aseguro que es la mejor manera de salir adelante sin tener que dejarnos los cuartos en el psicólogo.

DOLORES

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Me acuerdo como si fuera ayer: hacía justo un mes que una tuberculosis se había llevado por delante a mi Manolo, cuando todavía no habíamos cumplido cinco años de casados. ¡Con veinticuatro primaveras y ya viuda y con tres hijos en el mundo!  Llorando estaba, escondida para que los niños no me vieran, cuando entró la Dolores, aquella buena vecina que tenía al marido en Terry. Milagros, me dijo, ya sabes que Dios aprieta pero no ahoga. Vengo a darte trabajo, que me ha dicho mi Pepe que en la bodega andan buscando personal para hacer mallas para las botellas. Y yo enseguida me he acordado de ti. No es gran cosa, pero con esto y el jornal por servir en casa del Marqués,  podrás ir tirando hasta que salga algo mejor. 

Sólo te hacen falta dos sillas. Una, baja y con perilla, para enganchar la malla. Las pagan a tres pesetas la docena. Mañana mismo, si quieres, te traigo los avíos: ovillos, una aguja, malleros, un medidor y un billete de tren. ¿Pero cómo voy yo a irme fuera a trabajar, con tres criaturatitas chicas?, le dije asustada. ¿Afuera a trabajar, pero qué estás diciendo, hija mia? ¡El billete de tren es para calcular el ancho de los rombos de la malla, mujer!, me respondió la Dolores mientras me abrazaba.

Así fue como empecé, en aquella casa de la Calle San Juan, a vestir botellas de Terry. Parece usted una Penélope bodeguera, me decía a veces el  Marqués, el marido de Doña Concha, mi señora. Yo me reía sin entenderle, y nunca me atreví a preguntarle a ese hombre de estudios quién era Penélope.

Estuve más de quince años, echando las tardes y la angustia fuera, adornando la desnudez de las botellas de Centenario y de 1900. Las hacíamos juntas, la Dolores, la Pepa y yo. Empezábamos a la que vez que Ama Rosa, aquella novela tan bonita que nos juntaba a todas en torno a la radio. Quedábamos un día en cada casa. En verano, al socaire del buen tiempo, trabajábamos en el patio o en la azotea y adornábamos la faena cantando coplas de la época..

El miércoles pasado llegó mi nieto, Pablito, diciendo no sé qué de la mujer trabajadora. Entonces me acordé, qué tonta, de aquel 8 de marzo de 1952. Y aquí, acurrucada en mi sillita baja, he visto en el espejo del tiempo a aquella muchacha triste que, como la Zarzamora, lloraba a todas horas por los rincones su viudez desamparada. A aquella Penélope bodeguera que tejía mallas de seda junto a la Dolores y a la Pepa, en una pobre casa de vecinos de la calle San Juan.

 

 

 

08/09/2006 18:09 Pepe Mendoza #. DOLORES No hay comentarios. Comentar.

LA VUELTA AL POLEN

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     En estas fechas, sólo una cosa me irrita más que la llegada de las motos: la irrupción, también violenta y estruendosa, de la primavera. Cada año, con puntualidad y alevosía, esa estación indeseable, tan celebrada por enamorados, cofrades y feriantes, comparece arrogante para destrozarle la vida a millones de alérgicos. Porque la primavera ha venido y yo sí se como ha sido: clonando mi nariz en un pimiento morrón, taladrando mi garganta, convirtiendo mis ojos en un caudal de lágrimas que no cesan.     

     Alérgico al olivo (el Miércoles Santo nunca salgo de casa) y a los ácaros del polvo doméstico, también el ciprés ha pasado este año a engrosar la lista de mis enemigos ambientales. Según Gironella, los cipreses creen en Dios, pero si de verdad tienen fe y quieren salvarse, deberían dejar en paz a esta pobre víctima de la violencia estacional.

     Justo cuando escribo esta columna me encuentro en ese estado o fase en el que, según la Enciclopedia de la Salud que un día me regalaron comprando la antología de Emilio El Moro, "el individuo posee alterada su capacidad de reacción, mostrando una susceptibilidad exagerada ante una o varias sustancias". Esas dichosas sustancias son pequeños arácnidos que se localizan en alfombras, cortinas y colchones, y que me tienen sin vivir en mi de marzo a junio, más desesperanzado que un usuario del catamarán. Les juro que cuando ese tsunami de polen ciega mis ojos y mi paciencia, me vuelvo un verdadero energúmeno, un genocida sin escrúpulos que sólo desea exterminar a esos bichejos asquerosos, me da igual lo que digan los de Ecologistas en Acción.

     ¡Qué bonita es la primavera cuando llega! ¡La primavera nace y en su cuerpo de luz la lluvia pace! ¡La primavera besa suavemente la arboleda y acaricia el almendro florido! Yo es que veo a un poeta en estas fechas y me dan ganas de coger la escopeta y liarme a tiros, cagoenlaleche, que tíos más insensatos y más cursis. ¿Y de Vivaldi, qué me dicen del empalagoso Vivaldi?

     Comprenderán que esté deseando que llegue el bendito verano, con sus canciones horteras, sus cuerpos gloriosos, sus noches eternas y con los puñeteros arácnidos abrasados de calor, deshidratándose en manojos, debajo de mi colchón. Y yo, por fin, desintoxicado del Rinocort, el Ebastel y la mala leche, pegado a una nariz que ya me pertenece, sin tos y sin pañuelos, más feliz que un concejal de urbanismo ante una recalificación.

08/09/2006 18:11 Pepe Mendoza #. LA VUELTA AL POLEN No hay comentarios. Comentar.

VENGO POR TODA LA ORILLA

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     Desde Santurce a Bilbao vengo por toda la orilla y en apenas cuatro horas he llegado a La Puntilla, Josetxu, ¿me escuchas? ¡Saca el móvil del marmitaco, joder! Mira, ayer vino a buscarme Patxi. Desde la calle, gritando como si fuera la Patiño, me dijo que este año los portuensarras nos dedican su Feria del Vino Fino. Ahora mismo bajo, le dije. Y bajando, bajando, me he colado en este bello rincón del sur de Euskalherria, cagoendiez.

     No te puedes ni imaginar la de paisanos que viven en esta bendita tierra. El entrenador del Racing, por ejemplo, es vasco, por eso van los primeros. ¡Ahivalaostia!: acaba de pasar un franciscano, leyendo el Código Penal, al que le salen los cuellos de la camiseta del Athletic por encima del hábito. Esto parece San Mamés. Por cierto, no veas qué cantera de aitzkolaris tienen los portuensinos. Aquí, casi todos cortan árboles. Ya quisiera yo que nuestro Ayuntamiento fomentara este deporte como lo hace el de El Puerto. Además, no te lo vas a creer, en la política local también abundan los independientes. No, no piden un referéndum: lo que algunos piden es el número de teléfono de Legalitas.

     Anoche estuve dando una vueltecilla por el centro. Me tomé unos cuantos rebujitos de txacoli con fino. Puta madre. Luego quise entrar en un bar de copas donde parece que aún no está en vigor el alto el fuego permanente. ¡Qué porteros, chico! Ni Iríbar en sus mejores tiempos. Te miran de arriba a abajo y para pasar tienes que encomendarte a la Begoña. Iba a decirles que era de Bilbo, pero después pensé que no, que se jodan.

     Eso sí, los portueñenses son unos tipos cojonudos. Le preguntas por una calle o un monumento y los tíos te acompañan al sitio amablemente. Ayer, un chicarrón, al oír mi acento, me llamó "padre" en euskera. A-i-tá, me dijo mientras extendía el índice señalando el sitio que yo buscaba. Qué gente más maja.

     Pregunté, también, si había traineras en el río y me dijeron que no, que lo que hay es un vaporcito viejo y dejado de la mano de Dios. No te puedes ni imaginar qué hermoso es ese templo marinero que da las horas a golpe de bocina. En el Nervión debe quedar chulísimo.

     Oye, Josetxu, que se me está acabando la batería del móvil. Desenfunda las orejas de la txapela y escucha. Hoy es sábado. Esta tarde te coges un mapamundi de Bilbao y tiras para abajo. Que el jueves comienza la Feria. ¿Que no sabemos bailar sevillanas? Pues nos hacemos un aurresku, Josetxu, joder, que te vengas, pues.

NIÑA, VAMOS AL TURRÓN

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Cuando no había pregones, ni televisiones locales, ni suplementos en los periódicos, ni presentaciones mediáticas, el anuncio de la feria era cosa del turronero. Días antes de su inicio, comparecía en las calles portuenses y los niños salíamos a las casapuertas para oír a ese nómada que expendía dulces y palabras amables al grito de “niña, vamos al turrón”. A mi, más que su mercancía abundante y golosa, lo que me seducía eran sus maneras de actor aficionado, su discurso elegante y convincente  que me embaucaba casi tanto como su generosidad. 

 

Porque por trescientas pesetas empezaba dando seis tabletas surtidas, y terminaba regalando, sólo por esta vez, el estuche de mantecados, y además el de mazapán, y además el de alfajores, y, de propina, la fruta escarchada.  Dicho esto,  expandía por la extensa geografía de su brazo moreno los manjares recitados. 

 

Parece que el tiempo no ha pasado por el turronero,  ese último superviviente de las muy decente y honrada estirpe de los charlatanes de feria. Hoy, como ayer, sigue esgrimiendo su palique elegante, su oratoria persuasiva, de otra época. Acudiendo, puntual, en su tartana desvencijada y pobre, para anunciar, niña vamos al turrón, días de vino y de rosas.

08/09/2006 18:31 Pepe Mendoza #. NIÑA, VAMOS AL TURRÓN No hay comentarios. Comentar.

LA CALLE DEL INFIERNO

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     Desde el verano de 1999, el infierno, según la Iglesia Católica, ya no es un lugar físico, sino un estado de ánimo. La presencia de Dios, dice el heredero de Pedro, es el cielo, y su ausencia, el temido averno. Vale, no existe, respiramos un poco más tranquilos: pero tiene una calle en la Feria, que yo la he visto. Los que por ella transitan   pueden abandonar toda esperanza: de allí salen, si es que salen, con los bolsillos incendiados, atacados y atracados por pequeños luciferes que repiten sin cesar “en uno más y ya está”. 

     Los Padres de la Iglesia deberían, antes de dar recalificar la parcela de Satán para darle un uso que acojone menos, hablar con los padres de los niños. Y acompañarles, cristianamente, cada primavera, en ese peregrinar resignado entre brujas que se aparecen en los trenes, caserones de muertos vivientes, caballos enanos, látigos que taladran las cervicales, ratones que vacilan, gusanos locos y espejos que deforman nuestro cuerpo pecador.  El infierno puede que no exista. Pero tiene una calle, llena de atracadores con micrófono y demonios bajitos. 

     Judas no sé, pero Herodes lo que  tuvo fue muy mala prensa.   

08/09/2006 18:38 Pepe Mendoza #. LA CALLE DEL INFIERNO No hay comentarios. Comentar.

ESPLENDOR EN LA FERIA

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     Así que eres vizcaína, como el bacalao a la, le susurró al oído mientras Los Rocieros cantaban a un viento que igual viene que va. Y tú, portuense, como la papelería, contraatacó ella. ¿Conoces El Puerto, entonces?, preguntó él. Mi infancia son recuerdos de un baño en La Puntilla, respondió ella con su mejor nostalgia.  

    Con el mismo humor y el mismo asombro siguieron toda la noche acariciando las palabras, de caseta en caseta, de confidencia en confidencia.. No bebas más que se te está poniendo la cara borrosa, le dijo él. No estaría de más que en el nuevo Estatuto introdujerais el término "ración", comentó ella, mientras pedía una de chocos fritos. 

     "Y el hastío se alarga de pronto en sombras dulces y los días se nombran según un sentimiento", dijo Celaya por la boca de ella. "Cuando tú apareciste penaba yo en la entraña más profunda de una cueva sin aire y sin salida", continuo él, resucitando a Alberti.

     ¿De qué derrota vienes?, se preguntaron temiendo una respuesta. Arriba, la luna irradiaba como una claridad flotando a la deriva. O quizás era el amor, que les sorprendía con un nuevo prodigio.

LA EMPRESA GRACIOSA

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     Uno pensaba que aunque libera endorfinas, estimula el bazo, elimina toxinas, lúbrica y limpia los ojos, hace vibrar la cabeza, despeja la nariz y oídos, ayuda a hacer la digestión, reduce los ácidos grasos y un sinfín más de efectos benéficos sobre la salud, la risa era, gracias a Dios, gratis total. Que, como el amor a un hijo o un atardecer en La Puntilla, estaba fuera del comercio de las personas.

     Científicos norteamericanos, sin embargo, han descubierto que la risa es productiva. Que llegará un día en el que cotizará en bolsa, vamos. La contabilidad creativa es que tiene estas cosas. Uno pensaba, insisto, que la risa era un regalo del cielo, ayuno de usura. Pues resulta que no.

     Dicen los que han parido el estudio, que algunas empresas han incorporado a las entrevistas de trabajo pruebas en las que miden el sentido del humor de los candidatos. Entre las competencias transversales, una de las más valoradas es el coeficiente humorístico del aspirante al puesto. Traslademos el estudio aquí, a este rincón nuestro. Llega a una entrevista Manolo, de Conil, peón albañil, y el psicólogo de la empresa "Construcciones Pandora, abierto las 24 horas", le dice: "Esta inmobiliaria cumple toda la normativa sobre seguridad e higiene en el trabajo, respeta escrupulosamente la jornada laboral pactada, tiene pluses que remuneran la productividad del operario, facilita la conciliación familiar, ofrece cursos de reciclaje profesional trimestralmente y el sueldo es de 1500 euros mensuales". Manolo, el de Conil, perplejo, sólo acierta a balbucear: ¿hay una cámara oculta?

     Hay que restar dramatismo, continúa el estudio, a lo cotidiano, "situando en la justa medida las expectativas negativas que a menudo nos creamos en el desempeño profesional". Algunas corporaciones premian, incluso, las anécdotas más graciosas de la semana. Perdonen, pero hoy tengo un mal día y el humor me sale más negro que el futuro de Delphi. Diálogos en un Consejo de Administración: ¿Te acuerdas del proletario ese que se cayó el mes pasado del andamio imitando a Superman? ¿O de aquella secretaria malage que no aguantó la broma del Sr. Director en el cuartillo de la fotocopiadora?

     Claro que la risa alumbra y purifica. Por supuesto que hay que defender la alegría. También en la empresa. Pero antes, por favor, acabemos con los abusos laborales y con la tristeza que hierve en la precariedad. Y luego nos reímos todos. Sin usura.

(Columna publicada en Diario de Cádiz, el 06-05-2006)

08/09/2006 18:43 Pepe Mendoza #. LA EMPRESA GRACIOSA No hay comentarios. Comentar.

MEMORIAS DEL ADRIANO

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     Tiene esta tierra un barquito al que quieren jubilar. Dicen que no es rentable,  como si fuera un nuevo depósito de ING Direct. Que no es competitivo, como si fuera el coche de Fernando Alonso. Pero las aguas plateadas y azules que a diario le ven ronear y presumir, susurran a quienes quieran oírle: nos os creáis esa trola, ese engaño; pese a los achaques de la edad, el Vaporcito sigue hecho un chaval. Habla el mar para defendernos de los necios que no distinguen entre valor y precio, para que no confundamos la velocidad con el tocino, para recordarnos que las prisas son para los ladrones y los malos toreros. Y habla, sobre todo, para que seamos honrados con nuestra historia.

     Yo era un niño con ganas de cantar el pasodoble de Los Hombres del Mar donde hay que cantarlo, aquella mañana de septiembre de 1976. Iba con mi madre al ambulatorio de Vargas Ponce, cuando acudir a un médico que no fuera el de cabecera suponía viajar a la capital, bella aventura que incluía desayunar en la Plaza de las Flores, darse una vueltecita por Simago y acercarse al puesto del Melli a comprar la última cinta de la comparsa de Antonio Martín.

     Recuerdo, como si fuera hoy mismo, mi primer viaje. La noche antes, con la imaginación y los nervios sueltos, abandone mi condición de niño pobre para convertirme en un respetado pasajero de la serie Vacaciones en el Mar, al que una bella sobrecargo deseaba a la entrada un feliz viaje. Antes de que me venciera el sueño, fui pirata bueno, descubridor de islas desiertas, héroe en todos los naufragios en los que el Vaporcito salía indemne de los peligros del mar, la mar, sólo la mar. 

     Con el sol desperezándose por las marismas, embarqué por fin. Necesitaba más ojos para contemplar aquel carnaval azul con voces de gaviota; me faltaban oídos para escuchar ese rumor de siglos. Y al fondo, Cádiz, como un Edén salado y claro, como una utopía sosegada y amable, bailándole el agua al templo marinero que anunciaba su llegada a golpe de bocina.

     El niño que un día de septiembre de hace treinta años descubrió el Atlántico asomándose a la bahía, el que presintió aquella inolvidable mañana que el Paraíso debió de estar muy cerca de esta esquina, acudirá hoy a defender la dignidad de ese pobre barco con honra al que algunos contables quieren jubilar. A reivindicar, desde la esperanza y la melancolía, que el Vaporcito del Puerto siga navegando por el río del olvido sin que se resienta su memoria.

     (Columna publicada en Diario de Cádiz el 09-09-2006)

ALEJANDRO

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     Hoy quiero hablarles de Alejandro, mi héroe favorito. No escala paredes, como el hombre araña; no se pone verde cuando se enfada, como el Increible Hulk; no se eleva por encima de los rascacielos para acabar con las fuerzas del mal. No. Mi sobrino Alejandro no es un héroe con alma justiciera y sed de venganza. Él se enfrenta a las "cornás" de la existencia, como en los versos de León Felipe: con una lanza rota y una visera de papel. Es el suyo un heroismo que se construye a diario sobre el andamiaje de tres virtudes monumentales: coraje para vivir, generosidad para convivir, prudencia para sobrevivir. Un heroismo que nos ayuda a vivir con su sola presencia, haciéndonos más dignos, más sensibles, más humanos. Porque hay un rayo de sol en su lucha que ilumina y da calidez a nuestra existencia, que siempre deja la sombra vencida.

     Alejandro, cosecha del 95, se empeñó en vivir, pertinaz y tozudo, contra todo pronóstico. Las condiciones objetivas, esas de las que hablaba Carlos Marx, no le fueron, ciertamente, muy propicias. Un médico indecente y usurero que le miraba sin verlo; los números sin alma de la estadística, la cruel desesperanza... Pecata minuta, ante la irresistible fuerza de la vida. Mi sobrino hubiera sobrevivido incluso al Apocalípsis. Querer vivir, dicen, es la primera condición para estar vivo, y contra el pesimismo de los hechos se alza, casi siempre victorioso, el optimismo de la voluntad. Y a tesón y a coraje moral, nadie le gana a este cadista (¿tú crees que ascenderemos, Alex?) de la Barriada de La Paz.

     Si Dios existe, si es ese ser justo y bueno del que nos hablan los santos y los pobres, hoy acudirá, del brazo de la abuela Isabel, a la Iglesia de San Francisco, en Cádiz. Ambos, humildes y orgullosos, esbozarán una sonrisa de complicidad cuando Alejandro comulgue, nervioso, en la fiesta solidaria del pan compartido. Y como cada mañana, le susurrarán al oído: Alejandro,  levántate y anda. Levántate y nada. Levántate y juega. Levántate y vive.

(Columna publicada en el periódico Noticias Locales el 14-05-2005)

22/09/2006 21:38 Pepe Mendoza #. ALEJANDRO No hay comentarios. Comentar.

NO SIN MI COCHE

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     Metidos ya de lleno en el Mes Nacional del Sablazo (¡qué ambientazo, por las tardes, en las papelerías!), celebrábamos ayer (es un decir) el Día Mundial Sin Coches. Cada veintidós de septiembre oímos, por la radio del coche, que el seguimiento de tan justa reivindicación apenas tiene repercusión en las calles españolas. Todos de acuerdo, eso sí, en que los índices de contaminación que sufre el planeta, etcétera, etcétera, pero que nadie se atreva a tocarnos, ni siquiera por un día, el Nissan Patrol con frenos ABS, cuatro airbag, retrovisores con regulación eléctrica, navegador y volante con detalles de piel y madera. Bastante generosidad derrocha uno sumándose a las grandes causas globales, para que encima tengamos que sacrificarnos con minúsculas adhesiones personales que laceran nuestro más que merecido nivel de vida. Día Mundial Sin Coche, por supuesto. Día Mundial Sin Mi Coche, ni mijita. Por cierto: ¿te gusta conducir?

     En veinticuatro horas no se recupera la capa de ozono. Si nos ponemos, nos ponemos. Pero en serio. Sin mariconadas. ¿Van a dejar los pájaros de trinar desesperados pidiéndonos el ventolín porque el veintidós de septiembre vayamos andando al cuarto de baño? ¿Van a nacer los niños con menos plomo en la sangre? ¿Van a respirar mejor las palmeras del Parque porque usted reprima una mañana "el ibiza que lleva dentro"? ¿No quedamos en qué las bicicletas son para el verano? ¿Cómo va a ser lo mismo escuchar a Jiménez Losantos en un monumental atasco a la entrada de El Puerto que oírle bramar paseando tranquilamente por la Ribera del Río? Y lo que es más importante: ¿en quién nos cagamos ese día?

     Además, andar, créanme, levanta sospechas. Si uno pasea por la calle sin destino predeterminado es fácil convertirse en presunto-algo para la policía. Nadie despierta más recelos que una persona que camina hacia ninguna parte. Es por eso que el paseo, ese peregrinar con pausas y sin prisas, es un deporte extravagante y minoritario que sólo practican los ancianos y los gordos, por prescripción facultativa, y las asistentas de Vistahermosa, por prescripción de la señora, para que le de un poco el sol al niño.

     No somos nadie, y sin coche, menos. Lo saben hasta los niños de guardería. Haga la prueba. Háblele a su hijo de las ventajas del paseo. Por una vez y sin que sirva de precedente, estarán de acuerdo. Claro que mola, viejo, acércame esta tarde que hay ofertas en Zara y he quedado con mi amiga en el McDonalds.

(Columna publicada en Diario de Cádiz  el 23-09-2006)

           

             

22/09/2006 23:00 Pepe Mendoza #. NO SIN MI COCHE No hay comentarios. Comentar.


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