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Se muestran los artículos pertenecientes a Junio de 2010.

PERDIDOS

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     Como en el final de "Perdidos", pensábamos que los socialistas de este país estaban, ideológicamente hablando, todos muertos, y que Zapatero, Salgado o Corbacho  no eran más que espectros abrasados por la fe del converso, almas en pena dedicadas a vagar por el purgatorio de los medios repitiendo la salmodia fúnebre dictada por los que regentan el casino: tranquilicemos a los mercados, devolvamos la confianza al sector financiero, calmemos la ansiedad de los inversores, amén. A ver cuando se acuerdan de nosotros y nos ofrecen aunque sea una tila.

      Esta ceremonia de la confusión política cuenta, seamos honestos, con la ayuda inestimable de nuestra indecente mediocridad de pobres hartos de pan,  preocupados por mantener la verticalidad social y no caer en el abismo por el que tantos se han despeñado en estos últimos años sin que ni siquiera nos preguntáramos por quiénes doblaban las campañas. Ahora andamos acojonados con esa nueva degradación de las condiciones laborales que abandera Díaz Ferrán, un señor que no contento con haber destrozado su casa, lleva tiempo empeñado en arruinar también las nuestras.

      Menos mal que de higos a brevas surgen voces críticas que pasan del manual del perfecto socialista, alejándose algo del discurso oficial. La de Borrell, por ejemplo, que el otro día afirmaba cosas tan evidentes como que las medidas de ajuste están provocando aumentos en la desigualdad, o que los gobiernos deberían ser los policías de los mercados y no a la inversa. Nada del otro mundo, lo sabemos, no nos hacemos ilusiones, pero reconforta oír, ante tanta impostura intelectual, argumentos con los que podamos identificarnos los que aún somos zurdos de ideas.

      Ya se que estamos rodeados, que somos muchos pero muy cobardes, que si algo ha conseguido la crisis es expandir la angustia y la insolidaridad más negra por los hogares y las empresas. Aún así, reconforta que, ante esta nueva refundación del socialismo de derechas, todavía haya políticos que se atrevan a considerarnos ciudadanos, en lugar de tontos de baba. Con lo poco que se conforma uno.

      (Columna publicada en Diario de Cádiz el 03-06-2010)

    

03/06/2010 08:28 Pepe Mendoza #. PERDIDOS No hay comentarios. Comentar.

EL FÚTBOL ERA ASÍ

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      Desde que una tarde de junio te asomaste de puntillas a la pantalla de aquel General Eléctrica Española y contemplaste alucinado como once samberos en pantalón corto bailaban sobre las ruinas futbolísticas del Imperio romano, ya no te abandonó nunca la pasión por la religión pagana que más fervores concita. Veías, sin saberlo, la final del Mundial de México de 1970, en la que Brasil arrasó 4-1 a Italia. Eduardo Galeano aconseja recordar el último gol de la canarinha de pie: la pelota, antes de terminar en la red, la disfrutaron los once jugadores brasileños.  

      A ese hermoso deporte, lleno de épica, leyenda y alegría, querías tú jugar el resto de tu vida, sin perder nunca la ingenuidad con la que regateabas por los recreos de la infancia; la ilusión con la que te enfundaste aquella primera camiseta celeste en la que tu madre te cosió un 9 rojo a la espalda y que daba categoría de equipo a lo que hasta entonces había sido una pandilla multicolor de mocosos chupones. Tú entonces eras Gárate, el mejor delantero centro del mejor club del mundo, un señor educadísimo que daba las buenas tardes a los defensas al entrar en el área y consolaba a los porteros mientras sus compañeros celebraban apiñados su fino instinto de caballero goleador.

       Como Camus, casi todo lo que sabes sobre ética se lo debes al fútbol.  Por eso, y porque no hay remedio más eficaz contra el envejecimiento que rememorar los partidos que jugabas en el patio del colegio, o los desafíos a Caseras entre barriadas, sigues retrasando lo más posible tu retirada, y acudiendo cada sábado, desde hace más de 25 años, a sudar la camiseta del equipo de veteranos que más se parece al Brasil de Jairzinho, Gerson, Tostao, Rivelino y Pelé.

       Para recordar los goles más bellos de Los Pardillos C.F., también nos ponemos de pie, en el tercer tiempo, con una copa intercontinental de Cruzcampo entre las manos, y la certeza de que, como aquellos samberos del Mundial del 70, ninguno de nosotros es tan bueno como todos juntos.

      (Columna publicada en Diario de Cádiz el 17-06-2010)

 

17/06/2010 08:22 Pepe Mendoza #. EL FÚTBOL ERA ASÍ No hay comentarios. Comentar.

VIAJE AL CENTRO DE UN COLEGIO

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     Les propongo un viaje al pasado. Con todos los gastos pagados, faltaría más, aula matinal, comedor y actividades extraescolares incluidas. Cojan sólo lo imprescindible, porque partimos ya mismo: una mochila pequeña, un bollycao, un zumo, un cuaderno y un lápiz, dos o tres arrugas de menos, cuatro o cinco ilusiones de más, un recuerdo agradecido para los que ya no están… ¡Ah!,  y no olvide  lo más importante: su hijo o hija. El de la cosecha del 98, hagan el favor de no liarse. Abróchense los cinturones y tómense la pastilla contra el mareo interior que producen los ejercicios de nostalgia. ¿Están preparados? ¿Sí? Pues allá vamos.

     Ya estamos volando. El humo de las Torres Gemelas ciega nuestros ojos y nuestro entendimiento. En aquella nube a la izquierda están sentados Paco Rabal, Gila, Anthony Quinn y Jack Lemon, esperando que San Pedro les de habitación. ¿Qué hacen esas vacas ahí abajo derramando los bidones de leche? Ah, ya, son las vacas locas. Veo a Shrek y a Fiona y a un montón de Monstruos que han constituido una Sociedad Anónima, contentísimos, porque se van a asomar a las pantallas de los cines de todo el mundo. Más felices todavía parecen esos madridistas que celebran en La Cibeles un nuevo título de Liga. Ni rastro de Guardiola ni de Messi.

     No se lo van a creer, pero acabamos de aterrizar. Ni hemos notado el contacto con el suelo, tal es nuestro estado de enajenación sentimental transitoria. Hemos llegado. ¿Qué a dónde? Al 17 de septiembre de 2001. Nos encontramos justo  a las puertas del módulo de infantil del Colegio Público José Luis Poullet. Perdonen la ordinariez, queridas madres, padres, profesoras y profesores: están ustedes mucho más jóvenes. A los niños, en cambio, les veo bastante encogiditos, por dentro y por fuera, con el puchero y la sospecha puesta, el desconcierto arqueándoles las cejas, las cabezas bajas, como queriendo no existir. Y sus manos, sobre todos sus manos, pegadas con Loctite a las nuestras. Se temen lo peor. En pocos minutos serán príncipes y princesas destronados, y un ogro o una bruja, o los dos a la vez, van a romper definitivamente el cordón umbilical que les une a su entorno familiar, a la torre de marfil en la que han habitado hasta hoy sin que otros locos bajitos les tosieran.

     La Pantera Rosa, esa que muchos nombraban cuando alguien les preguntaba días atrás que a dónde iban el lunes, no aparece por ningún rincón de esta habitación sin aire y sin salida en la que acaban de ser secuestrados con la complicidad incomprensible de unos padres a los que de pronto parece que se los hubiera tragado la tierra. ¿De qué cuento habrá salido esa bruja que habla tan alto y me seca las lágrimas y los mocos como si fuera mi madre?, se pregunta uno. ¿Quién será ese ogro con barbas que ha empezado a cantar y a tocar las palmas a grito pelado, intentado que me calle cuando-yo-no-pienso-callarme-mientras-no-me-saquen-de-aquí?, grita otra.

     Los conciertos de llantos, las explosiones de histeria, poco a poco, van amainando. Entrelazando garabatos, anudando vocales, entre virus y juegos, conquistas y extravíos, pasa el tiempo y pasa la bola chirinchinchin, mientras más de 70 elefantes se balancean sobre la  tela de una sola araña. Pobre araña. Conste donde tenga que constar, también, que el señor Don Gato es el único que permanece sentadito, aunque sea en su tejado, y que los patitos en el agua, al menar la colita, están mojando al bueno de Pin Pon, que, por si no lo recuerdan, es un muñeco muy guapo y de cartón, de cartón.

     Lo más asombroso de los milagros es que existen: la bruja se ha convertido en seño; el ogro, en profe. Y la primera persona del plural, o sea el “nosotros”, ha logrado abrirse paso entre pupitres, sillas y egos revueltos. Somos del Infantil, del Colegio José Luis Poullet, y queremos estudiar y queremos aprender. ¿Quedó claro?

     Han aprendido tanto, la verdad, que acaban de cruzar,  ellos solos, la acera, y han llegado, buscando el tesoro apasionante del saber, a una isla llamada Primaria. Si cierran los ojos, pueden verlos explorar el conocimiento del medio y de la media, descubrir la lengua de las mariposas y la de Machado y la de Shakespeare, abrir el cofre infinito en el que se esconde el fascinante mundo de los números: los hay enteros (o sea, que nunca se vienen abajo), romanos (como las pizzas) y  primos por parte de madre. De fondo, se oye la melodía sosegada de una flauta que, por cierto, ya no suena por casualidad.

     Supongo que ya se habrán dado cuenta, después de la temeraria pirueta del comandante, que estamos haciendo el viaje de vuelta. Si se atreven a mirar por las ventanas podrán, a ritmo de bolero, adivinar el parpadeo de las luces que a lo lejos van marcando ya el retorno. No pasan los años, sino nosotros mismos. Miren, miren el 2006, metido en un laberinto por el que se asoma un fauno. Entramos ahora en el 2007, concretamente en la Quinta Estación: una chica mejicana dice que se muere por decirnos que el mundo se equivoca. Pues que lo diga, ¿no? Por ahí van juntos el 2008 y el 2009, corriendo que se las pelan, huyendo de la maldita crisis que han perpetrado los señoritos trabajadores contra los pobres banqueros. 

     Apaguen los móviles, pongan sus asientos en posición vertical y abróchense los cinturones porque estamos aterrizando. Ahí va, ¿quiénes son esas mozas y mozos que se ven a lo lejos y  que parecen tan atentos como aquellas asambleas de animales  de las fábulas que leían de pequeñitos? Qué barbaridad: qué guapos, qué altos, qué educados. Y cuánto se parecen, todavía, a los desconfiados mocosos que lloraban ahí, justo en la acera de enfrente, una mañana luminosa de septiembre, hoy hace exactamente ocho años, nueve meses y un día. Buenas tardes, queridísimos preadolescentes.

     Vienen, creo, a despedirse de este colegio amable, de esta escuela decente de barrio. A dar las gracias por esos días azules, por ese sol de la infancia. Llevan en la mochila del corazón la honda verdad de sus primeros años, y, dentro, una carpeta repleta de recuerdos y lealtades, de sueños y esperanzas. Han aprendido algunas cosas que le van a servir de aquí a la eternidad. Que la mejor manera de luchar contra la oscuridad de la ignorancia es encender la vela del conocimiento. Que el que hace lo que puede no está obligado a más. Que nadie es más ni menos que nadie. Que estimarse a si mismo y a los demás es el único y verdadero secreto de la felicidad. Y lo han aprendido aquí, en las aulas de este dignísimo colegio público.

     No deberían olvidar tampoco, por muchos años que cumplan, que, como ya hemos recordado más arriba, lo más asombroso de los milagros es que existen. Por cierto, no he saludado todavía, qué fallo, a los ogros y brujas, digo, a los maestros y maestras que llenos de valor y de optimismo, empeñaron lo mejor de sí mismos en el noble afán de demostrar a estas niñas y niños  que la educación, como la verdad, nos hace libres. Gracias, de corazón, a la comprometida y valiente tripulación que ha convertido este apasionante viaje que hoy termina, en una hermosa historia de amor.

     Pueden desabrocharse los cinturones.     

    (Despedida a los alumnos de 6º de Primaria del Colegio José Luis Poullet, el 18-06-2010)

 

19/06/2010 19:25 Pepe Mendoza #. VIAJE AL CENTRO DE UN COLEGIO No hay comentarios. Comentar.

¡CÓMO ESTÁ EL SERVICIO!

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     Supongo que conocen la polémica suscitada por ese juez que examina de Historia a los extranjeros que solicitan la nacionalidad española. Como si fuera el presentador de “Saber y Ganar”, el responsable del Registro Civil de Getafe pretende comprobar el grado de integración de los inmigrantes con cuestiones como qué ocurrió en 1868, cuántas dinastías de reyes han dirigido España y quién era Calderón de la Barca. Más allá de la procedencia o no del examen y de que algunas de las preguntas se puedan impugnar (el de La Barca es Cortijo, no Calderón), a mi me parece un grave error conceder la nacionalidad a los que progresan adecuadamente, en lugar de a aquéllos que necesitan mejorar. Si queremos seguir teniendo a camareros de sol a sol en la cocina de los restaurantes, o a mujeres cuidando ancianos o bruñendo suelos por dos duros, yo creo que es mejor contar con gente lo menos cultivada posible.  

      Imagine que usted y su pareja necesitan contratar a una empleada de hogar y que optan por una inmigrante que se sabe de carrerilla que España limita al Norte con el mar Cantábrico, que Extremadura son dos, Cáceres y Badajoz, y que nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar que es el morir, etcétera. Piense por un momento en que a la vez que usted hace speening en el salón escuchando de fondo a Bustamante o a El Barrio, del cuarto de servicio sale la sinfonía número 5 de Mahler o la 6 de Tchaikovsky. Reflexione sobre la hipótesis de que su pareja se acueste con Antonio Gala y la sirvienta lo haga con Borges. O yo que sé, que su hija mayor mate por la última vomitona de Belén Esteban mientras la interna resucita a sus dolores en las Redes cálidas y acogedoras de Eduardo Punset.

     ¿Para que a uno le hagan el cuerpo de casa y le cocinen macarrones con atún dos  veces por semana es necesario verse humillado intelectualmente de esa forma? ¿Y si les da por estudiar también Derecho Laboral? ¿Es una temeridad o no es una temeridad lo del juez ese que se cree Jordi Hurtado?

      (Columna publicada en Diario de Cádiz el 01-07-2010)

           



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