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EXTRATERRESTRES

El físico Stephen Hawking ha afirmado que es lógico aceptar la existencia de vida inteligente fuera de la Tierra. Aquí dentro, la verdad, cada vez es más difícil reconocerla. Casi hemos asumido que "vida inteligente" es una contradictio in terminis, como "motero silencioso" o "austeridad rociera".
Claro que, a renglón seguido, el hombre de la silla fantástica desaconseja el contacto con los parientes de ET, pues sospecha que pueden ser más chulos que Del Nido. A mí, sinceramente, siempre me parecieron algo maleducados. Está feísimo bajar de vez en cuando por esta pedanía de Marte y sólo devolverle el saludo a J.J. Benítez.
Un documental, basado en las teorías de Hawking, cuestiona ahora los estudios ufológicos del Yuyu y el Selu, vigentes desde 1989: los sanmolontropos no son verdes, sino amarillos. Esta afirmación refuerza la línea de investigación que tengo abierta. Yo sostengo que ya están aquí, cargados de malas ideas, como las medusas de El Ardentía. Eso sí, en lugar de entrar por el aeropuerto de La Parra, para evitar enfrentamientos con los ultras xerecistas o ser confundidos con empleados de IKEA, han preferido aparecer por Cádiz disfrazados de cruceristas tiesos. Los comerciantes son las primeras víctimas del despotismo marciano: sin coacciones, aquí nadie abriría una tienda a la hora de la siesta.
Pero es que además el índice de malages por metro cuadrado ha crecido en el último trimestre espectacularmente, y eso tampoco es normal, pues sabido es que el gaditano, como el Vaporcito, siempre ha tenido una gracia exquisita. Urge crear un Observatorio de Siesos Maníos (OSM), que demuestre empíricamente si el pollo y los transgénicos también agrían el carácter o es que hemos vuelto a ser invadidos y Pérez Peralta es un alienígena disfrazado de Pérez Peralta.
Yo, por si acaso, he tomado algunas precauciones. Por lo pronto, no vuelvo a montarme en una nave con alguien que no conozco. Tengo un amigo que fue abducido una noche en Cortadura y cuando se vino a dar cuenta estaba en Castellón.
(Columna publicada en Diario de Cádiz el 06-05-2010)
CONSTRUCCIONES ILEGALES

"El periodismo es ese trabajo que se hace en los huecos libres que deja la publicidad" (Javier Ortiz)
Soñé que un agente judicial se personaba en la puerta de esta columna para notificarme que los tribunales me habían condenado a demolerla. Alguien me había denunciado por construcción ilegal, concretamente por redactar las dos líneas finales de mi último artículo en el suelo protegido de la publicidad. La sentencia era firme. No cabían recursos, ni siquiera literarios.
En la vista, yo había declarado que tenía un permiso de palabra (nunca mejor dicho) del Director de este periódico, y aporté como prueba su encendida defensa de la libertad de expresión en el pregón de la feria de El Puerto. Pero la acusación particular alegó que mi imputación en la causa tenía que ver con la vulneración del derecho a la libertad de impresión. De la impresión de la propaganda, como ya les he dicho. Alegué que el propio Diario me había facilitado el enganche a la luz ilustrada de sus 143 años de historia. Y que la publicidad de IKEA había invadido semanas atrás, en la edición digital, la sección de Opinión, sin que la fiscalía hubiera movido un dedo. Pero el juez se hizo el sueco.
Me dieron dos días para desalojar este pequeño apartamento de 2000 caracteres. Esa misma mañana le pedí permiso a la firma invitada que figura aquí a la izquierda para depositar provisionalmente mis escasas pertenencias. Agrupé en las cajas más grandes los sujetos y los predicados. En las medianas, introduje, apretándolos mucho, sustantivos, adjetivos y adverbios. Y en las más pequeñas apilé las conjunciones, las interjecciones y los signos de puntuación. Cuando terminé de empaquetar eché en falta un par de objetos: el directo y el indirecto. En el traslado también perdí el tarro de las preposiciones, un paquetito de frases hechas y un par de artículos (indeterminados) de primera necesidad.
Anoche mientras dormía, soñé, maldita obsesión, que esta columna yacía en medio de un socavón.
(Columna publicada en Diario de Cádiz el 20-05-2010)