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Se muestran los artículos pertenecientes a Octubre de 2015.

EL CAMPO DEL RACING

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     Hay imágenes esenciales que moldean el alma de un niño para siempre. Entre esas estampas luminosas, que uno guarda bajo siete llaves en el pupitre abatible de la memoria, figura la primera vez que fui a un campo de fútbol de verdad a ver un partido de fútbol de verdad. El 20 de agosto de 1972, mi tío Manolo El Zotea me llevó a la inauguración del estadio José del Cuvillo. El Portuense y un Real Madrid cuajado de suplentes se disputaron el primer trofeo Ciudad de El Puerto. Ganaron los blancos 1-2. Mi tío Manolo fue durante toda su vida militante de la causa atlética y de la racinguista. Vivía su pasión futbolera entre dos riberas rojiblancas, la del Manzanares y la del Guadalete. Ese día fue, como siempre, a ver ganar al Racing y a ver perder, aunque fuera el autobús, al Madrid.   

     Tal vez para agradecerle su invitación, y quizá como venganza contra el equipo yeyé que no tuvo el detalle de dejar en nuestra vitrinas aquel primer catavino, con la de copas que tenían ya, yo me hice también para siempre adicto a los colchones y alérgico al merengue. Me gustó, eso sí, ver en movimiento a Junquera, a Grande y a Fleitas, que ese día olían a linimento en lugar de a linotipia y a engrudo, aquella mezcla de agua y harina con la que pegábamos los cromos en el Álbum de la Liga.

     En el Álbum de la Liga de mi infancia yo estoy posando con un montón de amigos de la cantera racinguista en el lateral de tribuna. Está también Tonino, el ciego de Los Iguales que veía los goles del Racing antes que nadie, y que tenía siempre un recuerdo sentido para todo el árbol genealógico de los jugadores visitantes y del trío arbitral. Puede que en la página de Últimos Fichajes nosotros aparezcamos, ya adolescentes, enfundando la misma camiseta forofa de Tonino, metiéndonos con el centrocampista pelucas del Calvo Sotelo o con las hechuras de asesino en serie del central del San Andrés.

     En el Álbum de la Liga sentimental de los futboleros del lugar, el cromo del estadio José del Cuvillo aparece cada temporada más roto y deteriorado. Aquel templo profano en el que los domingos por la tarde Tonino y nosotros fuimos tan felices, se cae a pedazos. La estampa es oscura, lamentable, desoladora.

     (Diario de Cádiz, 9 de octubre de 2015) 

     Foto tomada de la web Gente del Puerto

DIEZ AÑOS

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     Algunos nuevos yacimientos de empleo son más viejos que el hilo negro. El relacionado con los idiomas, por ejemplo. Podríamos situarlo en Babel, cuando Dios decidió confundir las lenguas para complicarnos un poco más la vida, con lo complicada que es la vida ya. No dice nada el Génesis porque entonces en las revistas no había publicidad, pero es probable que en algún piso de aquella torre que iba a llegar hasta el Cielo naciera la primera academia. Sobre todo cuando se dieron cuenta de que aquello no se arreglaba con un logopeda.

     La cosa decayó luego un poco con San Pablo, al que el costalazo que se dio al caerse del caballo lo dejó regular. Los antepasados de Richard Vaughan siempre le reprocharon que subestimara las competencias profesionales en lenguas extranjeras. “Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, no soy nada”, dijo. Vale, en el fondo estamos de acuerdo. Pero no es incompatible ser Gigi El Amoroso y tener el B2.

     Dos milenios, cinco años y un montón de sueños después, Carolina Balsa Cirrito se puso a pensar una tarde en su casa sobre el marrón de Babel y sobre la acuciante costumbre de tener que comer todos los días, que eso sí que es un marronazo. De esa reflexión filosófico-gastronómica nació CB Lingua, su agencia de traducción. Tres fichajes de categoría remataron la faena: su padre como Técnico Superior en Recados, su madre como Directora de la Central Telefónica y su hermana Laura como Jefa del Negociado de  Papeleos.

     Han pasado diez años. Aquella habitación se hizo corredera y se extendió a Madrid, Sevilla, Málaga, Córdoba, Barcelona… Actualmente, gracias a Carolina y a un equipo de más de 150 profesionales, hablando (y escribiendo) se entiende la gente en árabe, chino, holandés, portugués, ucraniano, rumano, sueco, ruso y hasta catalán. No se había visto un triunfo igual de las lenguas desde que el  bar Er Beti sacó la lengua con tomate.

     Hoy celebran rodeados de amigos su décimo cumpleaños. Toca disfrutar y traducir al lenguaje de las emociones una década de trabajo bien hecho. Tal vez en algún momento de la fiesta, sin que nadie se percate, Carolina vuelva a aquella habitación familiar en la que empezó todo.

     (Diario de Cádiz, 23 de octubre de 2015)

23/10/2015 07:50 Pepe Mendoza #. DIEZ AÑOS Hay 2 comentarios.


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